Rafa Sáez ha llevado al Arosa a un play-off de ascenso 27 años después. El pontevedrés, cuyo pasado como futbolista le reserva un lugar destacado en la historia del club, está en disposición de aumentar como técnico su legado en Vilagarcía. Un reto que no afronta solo, sino rodeado de otras cuatro personas que forman su staff. Son Miguel Ángel Domínguez (segundo entrenador), Miguel Iglesias “Miki” (entrenador de porteros), Miguel Fontán (preparador físico) y David Dobarro (fisioterapeuta).
Entre cada miembro del cuerpo técnico hay diez años de diferencia, pero esto no es un obstáculo para que “las relaciones personales” sean muy buenas, clave del buen funcionamiento como grupo humano según Rafa Sáez. “Superviso todo pero también les dejo hacer, me gusta que ellos hagan propuestas, aunque les hago saber que hay una responsabilidad sobre el trabajo”, explica. “Me gusta delegar porque tengo plena confianza en ellos, aunque lo superviso todo porque soy maniático en eso”.
Segundo entrenador
Miguel Ángel Domínguez, natural de Lariño (Carnota) y afincado en Vigo desde su adolescencia, tuvo una larga carrera como futbolista en Tercera División durante 14 temporadas. Centrocampista de banda derecha jugó play-offs de ascenso a Segunda B con el Porriño, Rápido de Bouzas, Ourense CF_ rival del Arosa en la semifinal del 19 de julio_ y con el Coruxo. En este último club se retiró para iniciar su rol de segundo entrenador, consiguiendo junto a Josiño Abalde el ascenso a Segunda B. En la categoría de bronce ejerció de ayudante en tres de las cinco temporadas de Rafa Sáez al frente del Coruxo. Se creó entre ambos un vínculo que perdura.
“Para mí Miguel es una persona fiel, competente e indispensable en el día a día. Tanto en lo futbolístico como en lo que hay alrededor”, reconoce Rafa Sáez. “Le gusta muchísimo el fútbol, su implicación es total en la ayuda diaria, a nivel personal es una persona diez, muy comprometida, y me ha demostrado que puedo confiar a ciegas y estar tranquilo en las parcelas de su trabajo”. Entre sus funciones como ayudante se encuentra el análisis de los rivales. Con el play-off en el punto de mira, Miguel reconoce que “los cuatro equipos nos conocemos mucho, será difícil sorprendernos”.
Entrenador de porteros
El entrenador de porteros Miguel Iglesias fue el último en incorporarse al cuerpo técnico. La marcha en noviembre de Iago Farto al Racing de Santander le abrió la puerta del Arosa a través de Miguel Domínguez, que lo tuvo de ayudante en el Alerta Navia. El caso de “Miki” es singular, ya que en su etapa de futbolista en equipos de Primera Autonómica no fue portero, sino jugador de campo. “Dejé el fútbol con 32 años porque me apetecía más entrenar”. En los banquillos alternó fútbol base con labores de segundo entrenador en equipos sénior como el Gran Peña. Fue en ese club donde empezó el trabajo específico con los guardametas.
“Siempre me llamó la atención la portería y en 2013 hice el curso de la Federación Gallega que impartió José Sambade. Me gustó muchísimo y me enganchó”. Desde entonces sigue formándose, a la espera de realizar el curso nacional que permite ejercer en el fútbol profesional. La temporada pasada fue el entrenador de porteros del Rápido de Bouzas en Segunda B.
“A Miguel Iglesias lo conocía menos, pero ha encajado perfectamente. Como persona, muy bien, y su trabajo profesional es muy bueno”, dice Rafa Sáez. Iglesias es el encargado de grabar en vídeo los partidos de casa que la mayoría de equipos de Tercera comparten en una plataforma de Internet. Los aprovecha para editar imágenes que le sirven de indicaciones a Manu Táboas sobre errores y aspectos del próximo rival. En el día a día tiene a sus órdenes también a Miguel Dieste y al juvenil Pablo Rial “Baraca”. Iglesias destaca la profesionalidad con la que Dieste asume su rol. “Entrena muy bien y nunca baja el nivel. Esto es positivo también para Manu y para el equipo. La verdad es que los tres porteros me demandan tareas, algo que me gusta de ellos”.
Preparador físico
Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, el vilagarciano Miguel Fontán fue jugador de la cantera y de varios equipos de la zona, pero decidió colgar las botas cuando le brindaron la oportunidad de ser el preparador físico del primer equipo el año pasado. “Es la sorpresa positiva porque era su primera experiencia, pero hoy es una realidad”, comenta con entusiasmo Rafa Saéz. “Por la evolución que puede tener y el interés que pone, ya que sigue formándose día a día, estoy seguro de que en poco tiempo será un preparador físico con una proyección a nivel de fútbol profesional”.
Fontán explica como funciona el trabajo semanal del staff. “Hablamos de los objetivos técnico-tácticos que va a tener la semana y a partir de ahí yo intento encajar el trabajo físico, aunque algunos aspectos los llevo planificados aparte, intento adaptarlos al modelo de juego en la medida de lo posible”. Miguel Fontán está en continuo aprendizaje, realiza el curso nivel III de entrenador y el Master de Preparación Física de la RFEF. “Por mucho que estudies donde aprendes es el campo, en el día a día con los jugadores y el cuerpo técnico. Para mí el Arosa está siendo una buena oportunidad y trato de aprovecharla”.
Su planificación los últimos meses, durante el confinamiento y este período de aproximación al play-off, es clave para que los futbolistas lleguen bien preparados en el aspecto físico al formato exprés. “Las primeras semanas pueden parecerse a una pretemporada, pero ahora hay que hilar mucho más fino porque te preparas para una final. Hay que tener mucho cuidado con las lesiones”.
Fisioterapeuta
El encargo de lidiar con las molestias de los jugadores es el joven fisioterapeuta vigués David Dobarro. Rafa Sáez también lo pone en valor. “Es otro chico que apunta a cosas interesantes en el mundo del fútbol. Es muy eficaz en el tratamiento y prevención de lesiones. Estamos muy contentos con él”. Dobarro trabaja en la Clínica Carlos Alonso, en Moaña. “Es normal que los jugadores tengan molestias en estos momentos, pero es verdad que esperaba que tuvieran más”, dice el fisio, al que le preocupan sobre todo los posibles problemas en los tendones, “estructuras que sufren después de tanto tiempo de parón”. Ex jugador juvenil del Coruxo, donde coincidió con el entrenador del Arosa, David Dobarro disfruta como parte del cuerpo técnico. “Rafa me dio confianza y libertad de trabajo en todo momento, siempre respetó mis decisiones, algo que no siempre ocurre con los entrenadores. También estoy muy contento con los demás, con Fontán es con el que más estoy en contacto a la hora de planificar la semana para controlar y pautar los ejercios que puedan ser menos lesivos”.
Aunque Rafa Sáez es la cabeza visible, el trabajo que realiza todo su staff es fundamental en el engranaje del equipo. Algo que valora mucho el propio entrenador y también los futbolistas. l