El primer tercio de la temporada ya es historia. El Deportivo lo ha cerrado con un empate lastimoso en el partido rudo y tosco que había pronosticado Luis César: poco vistoso, atascado, con dos deportivistas heridos en la batalla (también entre ellos), con un equipo al que todos los golpes le caen en contra, al que le baten mientras atienden a un jugador en la banda y que rescató el empate en el segundo acto fruto casi de la casualidad y la inspiración, casi sin buscarlo, con un pase de Christian que se hizo bueno con el bote y con el único remate a portería en los noventa minutos.
El Deportivo pretendía dar continuidad a la segunda parte de El Sardinero, pero lo que hizo fue prolongar el primer periodo de Santander. Luis César apostó por hacer solo un cambio respecto a la formación inicial que había presentado ante el Racing. Jovanovic sentó a Aketxe, que por primera vez se quedó en el banquillo desde que llegó al cuadro blanquiazul.
El equipo cedió el balón al Fuenlabrada. Bergantiños asumió funciones que no le competen (creador), Longo pasó desapercibido una vez más, Koné se ofreció pero estuvo más apagado que en Santander (suficiente para marcar), Valle apenas apareció desde la izquierda, los laterales no se incorporaron al ataque y Jovanovic le puso voluntad. Muy poco en otra versión gris del Deportivo, un equipo deprimido y deprimente, fallón hasta en el pase más fácil, con los tres jugadores con más capacidad de combinar entre los suplentes: Gaku Shibasaki, Vicente Gómez y el propio Aketxe, que baja muchos enteros con el balón en juego, pero aporta en la estrategia.
Los deportivistas se adaptaron a las dimensiones del Fernando Torres. Como el campo, se encogieron ante un recién ascendido; la revelación, eso sí, del primer tercio del campeonato.
El cuerpo técnico había trabajado cómo defender el balón parado del Fuenlabrada, centrado sobre todo en la disposición de los jugadores del equipo madrileño en el área. Mere le dio una vuelta, sacó en corto y en la segunda jugada intimidó por primera vez al Deportivo. Riera perdonó con un remate que se le fue altísimo a los nueve minutos.
Los deportivistas apenas se prodigaron en ataque antes del descanso. Su primer intento fue un disparo lejano del capitán que se marchó desviado (min.14). A este Depor no le sale nada y le crecen los enanos. Que se lo digan a Peru y Montero, que buscaron el balón a la vez y chocaron en el aire. El vasco se repuso pronto; el central, que ya se había quitado las gafas, tuvo que lucir un gorro de natación para cortar el sangrado.
Ese fue el primer golpe para los blanquiazules. El segundo se lo propinó Hugo Fraile antes de la media hora de juego con un zurriagazo que cogió al Deportivo en inferioridad (estaban atendiendo por segunda vez a Montero en banda) y a Dani Giménez, adelantadísimo. Esta temporada, ni siquiera el vigués está a la altura. Pudo hacer bastante más para cazar ese balón endiablado.
El Fuenlabrada incluso tuvo la ocasión de marcar el segundo poco después con un disparo de Iribas al lateral de la red. La más clara del Deportivo antes del descanso fue un lanzamiento de Peru Nolaskoain que toco el Clavería y se envenenó.
Luis César no retocó el once tras el paso por el vestuario y el Deportivo siguió sin reaccionar. Montero estuvo providencial ante Riera.
El empate
El técnico esperó diez minutos para sentar a Longo y dar entrada a Christian. Al venezolano le bastaron unos segundos en el campo para asistir a Koné en el empate blanquiazul, una inyección anímica. No fue el mejor pase, pero el césped se alió con el Deportivo y con la lucha del costamarfileño. Falló Chico Flores y Koné estuvo atento para acertar en la vaselina sobre Biel Ribas.
Mollejo fue el segundo en incorporarse desde el banquillo y Borja Galán, el tercero. A perro flaco todo son pulgas y justo después de agotar las permutas, Peru salió malparado de otro salto y tuvo que ser atendido en banda, pero pudo continuar.
La reacción del Deportivo se quedó en los minutos en que logró el gol del empate. El partido se enfrió y el arbitraje (caserillo) de Vicandi Garrido no ayudó a que los blanquiazules avanzaran.
Falta a falta (26 de los deportivistas), el partido fue muriendo y el colegiado pitó el final sin dejar al Deportivo ejecutar un saque de esquina porque ya se habían cumplido los tres minutos del descuento.
El equipo herculino cerró así el primer tercio de la temporada, con un flojo encuentro, sin ser capaz de haber dado continuidad a la evolución que había tenido en Santander, con la única satisfacción de un punto que no le llega. Evidentemente, es mejor sumar que no hacerlo, pero el conjunto coruñés (y la afición) necesita mucho más que llevarse a la boca. Ya son trece partidos sin ganar.