El Zaragoza arrolló al Obradoiro en su debut en casa esta campaña, tras un partido en el que fue tremendamente superior desde el salto inicial y en el que logró que un equipo que en la anterior jornada le había complicado la victoria al Barcelona pareciera un conjunto de juveniles.
El partido no tuvo más historia que la intensidad y el acierto del Zaragoza que, como una perfecta sinfonía, pasó sin piedad por encima de un rival al que se respetaba mucho pero al que el trabajo defensivo y ofensivo maño dejó en su mínima expresión.
Ya el primer cuarto de los anfitriones fue espectacular. El equipo de Porfirio Fisac estuvo desatado, con una férrea defensa que maniató a un conjunto gallego tremendamente atascado en ataque y muy vulnerable en defensa.
El Zaragoza, además, capturó hasta siete rebotes ofensivos (uno más que defensivos) que le permitieron segundas opciones de tiro y además gozó de varios 2+1 e incluso de un 3+1. Y los gallegos no pudieron reaccionar. l