La victoria, por 6-4 y 7-6(4), del alemán Alexander Zverev –verdugo de Rafa Nadal en la primera jornada– contra el ruso Daniil Medvedev, que llegaba a la cita ya eliminado, dejó al zurdo de Manacor fuera de las semifinales de las ATP Finals, el único gran título que sigue faltando en su palmarés.
Nadal, que jugó el primer partido de esta última jornada del ‘round robin’, tenía que ganar y esperar a que Medvedev hiciera lo propio unas horas después. Pero solo el balear cumplió. Lo hizo sabedor de que acabaría el año –por quinta vez en su carrera– como primera raqueta mundial, cuyo trofeo recibió después del duelo ante Tsitsipas, que se anotó por 6-7(4), 6-4 y 7-5.
El jugador heleno, que ya ganó este año al español en las semifinales del Masters 1000 de Madrid, aunque cedió en esa misma ronda del Abierto de Australia y Roma, no dio jamás el partido por perdido pese a tener en el bolsillo el billete para semifinales.
Un gran futuro
Tsitsipas posee todo para augurar un gran futuro. Tiene 21 años, un gran físico con 193 centímetros, potencia en el saque (11 directos ayer), gran revés a una mano, formidable palanca en su derecha, y determinación. Ingredientes que le han llevado este año a disputar el torneo como aspirante a ‘maestro’ por primera vez, gracias a una temporada muy completa.
En ella se ha hecho con dos de sus tres títulos, Marsella y Estoril y ha disputado tres finales más: Dubai, Madrid y Pekín, además de cinco semifinales, entre ellas la del Open de Australia. En total ha ganado 53 partidos y perdido 24.
Pero esta vez ante Nadal, primó la experiencia frente al empuje arrollador de su juventud. El zurdo de Manacor, que protagonizó una gran remontada ante Medvedev (perdía 5-1 en el tercero tras salvar una bola de partido), detuvo al final el juego agresivo del ateniense, con pólvora en cada uno de sus golpes.
El primer set, definido en 58 minutos, estuvo plagado de errores por ambos bandos. Quince de Rafa y 13 de Stefanos, que aprovechó su mejor saque (cinco aces) y un despiste del balear para hacerse con la manga en el desempate.
Rotura ganadora
El Nº1 del mundo persiguió la rotura durante todo el segundo set. Fracasó en convertir sus tres primeras ocasiones, pero en el noveno logró el objetivo, y ya muy suelto sentenció a continuación con su servicio.
Clave en esta manga fue que Nadal redujo sus errores a seis, por diez de su rival, quien o no pudo imponer su velocidad, mientras que el español supo variar los ritmos mejor.
Era cuestión de tiempo que Nadal tomara el mando y dominara en la pista azul del O2 londinense repleta de aficionados en las gradas, donde los gritos de ánimo en griego y español se alternaban. Rafa los encendió a todos con su resto cruzado de revés pero no conseguía la rotura en tres ocasiones, y el griego tomaba aire. Fue en el undécimo juego cuando ante un tiro cruzado de Nadal la volea de Tsitsipas se fue fuera, y llegó la rotura crucial, que el campeón de 19 torneos de Grand Slam aprovechó luego para sentenciar este duelo generacional.
Una victoria que, sin embargo, le deja fuera del torneo, aunque con más tiempo para preparar la Copa Davis que disputará ‘en casa’.