Las buenas sensaciones del Barcelona de Ronald Koeman tienen esta noche en el Camp Nou otra prueba exigente ante el Sevilla, que medirá la madurez de un proyecto que aprobó con nota los dos primeros exámenes de la temporada contra el Villarreal y el Celta.
No se respira todavía euforia en el entorno azulgrana, pero sí cierto optimismo. Quizá porque las expectativas eran bajas antes del inicio del curso o, simplemente, porque después del 2-8 contra el Bayern de Múnich la moral estaba por los suelos.
Lo cierto es que Koeman cambió el ánimo de un equipo que parecía haber entrado en una espiral de pesimismo sin fin. El partido contra el Celta (0-3) confirmó que algo está cambiando.
Jugó el Barça más de 45 minutos con uno menos por la expulsión de Lenglet y el equipo no solo dejó la portería a cero, sino que anotó dos goles más en el segundo tiempo.
Solidaridad, solidez física y talento en ataque. Y eso que ante el Villarreal y el Celta jugaron siete jugadores titulares que sufrieron el último naufragio europeo.
Koeman ha dado protagonismo a Ansu Fati, autor de tres goles en las dos primeras jornadas, ha recuperado para la causa a Philippe Coutinho y, tras un verano movido, parece que al barco se ha subido también Lionel Messi, que lideró a su equipo ante el Celta.
El Sevilla afronta la siempre complicada visita al Nou Camp también con pleno de triunfos en los dos partidos de Liga que ha disputado.
La visita del conjunto nervionense al campo de los azulgranas es casi siempre un martirio para los culés. l
