El Real Madrid cerró su pretemporada con una imagen endeble, repleta de dudas ante el Roma en un primer acto con ensayo fallido del sistema de tres centrales que contrarrestó con pegada y una mejoría en la segunda que no evitó el empate final, antes de ceder el trofeo en los penaltis.
Repitió Zinedine Zidane apuesta por tres centrales considerando que devuelve el equilibrio que añoró en pretemporada. Lo reforzó además con dos centrocampistas de carácter defensivo juntos, Casemiro y Valverde, en un once poco ilusionante para el madridista en el aspecto ofensivo pero que debía ser invulnerable para el rival. Nada más lejos de la realidad. El Real Madrid hizo aguas, no supo frenar el fútbol directo del Roma y Courtois evitó una goleada.
Los goles taparon las carencias defensivas del primer tiempo. La pegada de un equipo que no conectó porque Hazard apenas apareció y rebajó la complicidad con Benzema. El equipo de Zidane no tuvo las líneas juntas, fue largo en el campo y hubo menos espacios para correr. Intentó achicar agua ante las continuas llegadas del rival.
Courtois respondió desde el inicio. Dzeko se convertiría en pesadilla, rematándolo todo en la zona del 9 y aportando inteligencia a los ataques retrasando unos metros su posición. Nacho, Varane y Militao no encontraron solución. Les faltó compenetración. La primera la perdonaba Dzeko, que optaba por asistir en la segunda a Under para ver como el travesaño repelía el balón picado y se topaba con el portero madridista en la tercera en apenas diez minutos.
Courtois a buen nivel
Sin respuesta con fútbol, con un juego basado en individualidades, lo de Courtois empezaba a ser exhibición tras volar a una volea de Perotti. No necesitó tanto para marcar el Real Madrid. Apenas un disparo ajustado como aviso de Casemiro antes de abrir el marcador. Buen control orientado de Modric, pase al espacio con visión a la carrera de Marcelo, que recortó de zurda y chutó a la red de diestra. Nada devolvió el equilibrio en un primer acto de dudas madridistas. Espacios a la espalda de Marcelo que aprovechaba el Roma. Courtois seguía firme ante dos nuevos intentos de Dzeko hasta que fue ‘fusilado’ por Perotti. La carrera por la derecha de Zaniolo la culminaba con un pase perfecto, tenso, a la llegada del argentino que se adelantaba a Militao.
Cuando más sufría el equipo de Zidane, con continuas llegadas del Roma, apareció de nuevo la pegada blanca. Una acción de estrategia en un saque de esquina acabó con un centro con rosca de Marcelo y Casemiro sorprendiendo en el segundo palo. Nadie creía el premio y Dzeko decidió hacer justicia segundos después. Ganó en carrera la partido a Militao, que le faltó contundencia, y definió con calidad.
La imagen del primer acto no había gustado a Zidane. Su cara en la zona técnica no dejaba lugar a la duda. Buscó el cambio retocando el sistema. Fin a la prueba fallida de tres centrales y un carácter más ofensivo con la entrada de Vinicius y Jovic. Dio mayor posesión a un Real Madrid que fue más reconocible.
El duelo de porteros fue de alto nivel. Pau respondió en la segunda. Frenó a Benzema nada más reanudarse en dos disparos, el segundo rumbo a la escuadra. El Real Madrid puso freno al juego del Roma, aumentó presencia en área rival y le faltó el acierto del primer acto para llevarse el partido. De nuevo apareció Bale, con más ganas que nunca de demostrar que tiene sitio. Le puso coraje y acarició el gol. Por la derecha Odriozola y Vinicius también mejoraron la imagen. El triunfo no llegó porque Jovic no estuvo acertado en dos claras ocasiones. Exhibió potencia pero le faltó acierto en la definición.
Las llegadas del Roma se redujeron. Courtois apenas intervino ante una buena incorporación ofensiva de Kolarov y los últimos compases dejaron un Real Madrid superior. La ‘maldición’ de Vinicius con el gol se pudo romper si no hubiese sido por una gran estirada abajo de Pau y Bale pudo ser quien decidiese el duelo con dos zurdazos tras dos elegantes carreras. Nada deshizo el empate y en la tanda de penaltis el pleno del Roma le dio su trofeo con fallo final de Marcelo.