José Luis Adarraga es uno de los deportistas coruñeses que estaba en el extranjero cuando tuvo que regresar a casa a causa de la paralización de las competiciones. Ahora pasa el confinamiento agudizando el ingenio para no perder demasiado la forma.
Su historia empieza hace casi dos semanas en el sur de Francia. “Era jueves e iba a disputar un torneo en Montpellier. Estaba entrenando en el campo y vi que mi teléfono sonaba. Pero al principio no le hice caso. Luego vi que me avisaban de que había muchas posibilidades de que el torneo se suspendiese”. Y es que Adarraga recuerda que “justo por esos días se daban los primeros 17 casos de coronavirus en Francia. Y eran en un pueblo cerca”.
A Barcelona
Y, efectivamente, la organización suspendió el torneo y, ese mismo día, regresó en coche a Barcelona. “Allí cogí un avión a Madrid. Era bastante impresionante, porque iba casi vacío”, destaca. Y de Madrid a Santiago, para confinarse en la casa familiar en Bastiagueiro.
Este golfista coruñés asegura que “ya llevo cinco años jugando en Francia. Allí los torneos empiezan antes que en España, y la mayoría de los campos son más complicados. Me sirven de rodaje para luego los campeonatos en España”. Del mismo modo, indica que el de Montpellier “es un torneo que pertenece a un circuito en el que, si acabas entre los cinco primeros, puedes acceder a los campeonatos más importantes de Francia”.
Pero ahora, tiene que olvidarse de los verdes campos del país vecino. “Aunque en los últimos meses ha podido verles bastante, porque estaba en pretemporada, pero se agradece estar con la familia. El problema es que los golfistas estamos acostumbrados al aire libre y a los espacios abiertos. Y esta situación se me hace muy rara”.
Menos pasos
El cambio lo está notando con datos como el que revela a continuacón. “Yo normalmente hacía 22.000 pasos al día. Y he pasado a hacer unos 6.000”.
De todas formas, intenta como puede mantenerse en forma. Y poniendo muchas dosis de ingenio. “Hago las típicas rutinas de entrenamiento: fitness, pesas… Lo que más que cuesta es el apartado del cardio. He intentado comprar una bicicleta estática y ha sido imposible. Ni siquiera en webs inglesas, que allí las medidas todavía son menos duras”.
Por ello, “me estoy fabricando un rodillo de bicicleta. Con cosas que tenía en casa, un monopatín, por ejemplo”.
En cuanto al entrenamiento específico de golf, “algo de practicar el ‘putt’ o juego corto, el del ‘green’, lo puedo hacer”. Y para golpes más largos, “tengo un pequeño terrenito, donde colgamos la ropa, y allí tiro golpes contra una sábana. Pueden ser golpes de unos 170 metros”. Eso sí, todavía no se ha atrevido con el ‘drive’. “Eso aún no lo he probado, puede ser peligroso”, asegura.
Aunque todavía no sabe cuándo podrá volver a entrenar con normalidad y a jugar, espera salvar algo de la temporada, porque “es muy larga, va de marzo a diciembre y casi no hay descanso”.
Para finalizar, cuenta una anécdota porque “el año pasado en un ProAm me tocó un Crucero. En abril. Vaya…”. En fin, el viaje de placer seguro que el bueno de José Luis Adarraga lo podrá hacer más adelante.