En Almendralejo la vuelta del que fue el máximo goleador de la historia del CF Extremadura vino con un pan debajo del brazo. Lograda ya la permanencia, el equipo que entrena desde finales de febrero Manuel Alfredo Mosquera Bastida (Oleiros, 1968) dio una lección de profesionalidad y pundonor imponiéndose al Cádiz a domicilio.
Una victoria que dedicó a José Antonio Reyes, cuyo fallecimiento cogió a la expedición en el autobús de camino a la ciudad andaluza. Un triunfo que aupó al Deportivo a la sexta plaza y que le hace depender de sí mismo en la última jornada. Un partido y una semana difíciles, según reconoce a este diario el técnico coruñés del Extremadura.
El fallecimiento de José Antonio Reyes aplazó la jornada y supuso un durísimo golpe para el equipo, ¿cómo lo vivistéis?
El impacto es tremendo, uno nunca está preparado para esto, tienes que asimilarlo y reaccionar poco a poco. La primera sensibilidad fue la de la Federación Española, era imposible que jugásemos un partido al día siguiente, un detalle que siempre agradeceremos. Recibimos el impacto después de que entrenase con nosotros y hacía falta una recuperación anímica. Estaban los actos que había en el Pizjuán, iban a ser emociones muy fuertes y al final decidimos quedarnos en el hotel de Cádiz los últimos cuatro días. Quisimos crear una especie de burbuja, que solo abandonábamos al ir al Pizjuán y atender a los medios. Sabíamos que el martes íbamos a tener una competición y mi agradecimiento, como ya lo hice públicamente, a los jugadores, que demostraron ser un equipo, ser maduros. Creamos un grupo en todos los sentidos. El Extremadura se ha vuelto un grupo homogéneo, cohesionado y nos ha hecho buenos en todos los sentidos para poder superar situaciones difíciles. La reacción del equipo fue espectacular.
Sabíamos que el martes había que competir y demostramos ser un equipo
Y pese a las circunstancias, se ganó en el Ramón de Carranza y se le pudo dedicar el gol a Reyes...
Todo queda redondeado si puedes dedicarle una victoria o un gol, su sonrisa nos quedará para siempre en la mente. Y después todo lo demás: la camiseta al cielo, el triunfo y que la familia viese que pensamos todo ese tiempo en él. Pero es que además marcamos un gol y la gente de Cádiz aplaudió a nuestros jugadores. Fue algo espontáneo, les hizo sentir esa sensibilidad.
Y aún queda el homenaje en el Francisco de la Hera ante el Mallorca...
El fin de semana será más emotivo, el tiempo va curando todo. Será por la memoria de Reyes y que su familia sienta que tenía mucho cariño en Almendralejo y también por nuestra parte y que se sienta orgullosa.
Un triunfo ante el Cádiz que supuso un ‘efecto mariposa’, ya que el empate del Depor hizo que se situase sexto en los puestos de playoff, una alegría, ¿no?
Nuestra motivación en ese partido era ser profesionales y teníamos que competir. Además, si ganábamos podíamos subir una posición segura, ya que el Alcorcón había perdido. Asimismo, era una muestra de respeto a todos los equipos que se jugaban algo: el Deportivo, el Oviedo, el Mallorca y el propio Cádiz. Competir era la mayor muestra de respeto que podíamos tener con ellos. Después del partido me enteré de que el Deportivo se ponía por delante y me alegré, una alegría contenida, la que tienes después de sufrir cuatro días. Me alegro de que el Depor empatase, pero muestra motivación mayor era ser nosotros mismos.
Lo que te puedo asegurar es que, no sé si en Extremadura, pero en Coruña te quieren poner una estatua...
(Risas). Bueno, recibí muchos mensajes. Cuando pude ver el móvil de 100, 90 eran desde Coruña. La mayoría eran de agradecimiento y de mucho cariño y alegría por que me vayan bien las cosas.
Nuestra motivación en el partido ante el Cádiz era ser profesionales
Queda todavía una jornada, pero, ¿ya habéis empezado a planificar el futuro en el club?
Firmé por dos años más de contrato y ya estamos preparando el año que viene. Al proyecto, darle una vuelta más. El club ha demostrado confianza en mí, que en este mundo del entrenador es difícil. Desde que llegué estoy muy agradecido al club y a los jugadores.
No es habitual esa confianza en un técnico, que llega en una situación así, y después de sendos ceses de los dos anteriores, ¿no?
Fue importante mi pasado en Almendralejo cuando entablamos las negociaciones: es un reto complicado, yo les pido confianza y fue de esta forma en la que me la dieron.
¿Fue difícil tomar la decisión?
No me llevó más de cinco minutos. Cuando creo que hay que coger una oportunidad la cojo y no miro para atrás. Hablé con la Federación y con el Deportivo y se portaron de forma increíble conmigo, me dieron las gracias.
29 puntos en 14 jornadas, nueve victorias, dos empates y solo tres derrotas, permanencia conseguida... ¿Esperabas algo así?
La verdad es que no, uno cree que las cosas van a ir bien y que va a conseguir el objetivo, y luego ves los datos sobre el papel y parece que surgen como algo idílico. Cuando llegas ves que el equipo está realmente vivo, que tiene nivel, que tiene ganas de que las cosas salgan bien y de que se cumpla el objetivo. Nadie puede esperar resultados tan buenos, pero hemos competido en cada partido como fuese el último y con el objetivo de sumar siempre de tres en tres.
Cuando uno llega en una situación tan complicada a un equipo, ¿qué prioriza más: el aspecto mental o el futbolístico?
No había tiempo para profundizar en ninguno de los dos. Había que atar un poco los cabos en todos los frentes. Había resultados malos, una especie de autoestima a la baja, falta de confianza... Es difícil salir con tantos puntos e intentas atajarlo, pero ya hay un partido en dos días en las Palmas. Afortunadamente el equipo ya tenía mucho nivel y es algo en lo que uno confía. También había una fortaleza mental, pensaron que se podía y creyeron en la idea que yo tenía. Nos fortalecimos a medida que avanzamos y esas fortalezas nos hicieron salvarnos.
El Deportivo ha conseguido algo muy importante, depender de sí mismo
¿Qué porcentaje del éxito del equipo fue de Manu Mosquera y cuánto de sus ‘leones’?
(Risas). Un todo. Un entrenador tiene ideas, hace propuestas, ves dónde están las debilidades, tratas de evaluar... Cuando estás abajo estás encajando más goles y cuando no encajas tienes más confianza. Queríamos ser un equipo agresivo, intenso, que condicionase al rival, de presión, físico... Son muchos factores y eso hace grandes cosas. Los jugadores vieron que se podía y los resultados han fortalecido la idea. Los entrenadores vivimos de los resultados y, si estos se dan, fortalecen la idea. Se formó como una bola de nieve cada vez más grande. Al final va todo unido, el aspecto campo y el mental, y se logró una permanencia increíble, con la gente comprometida. Ha sido algo histórico, muy en sintonía con lo que es Almendralejo, pasión por el fútbol. Esa sinergia más la afición han hecho algo muy bonito.
En Coruña se alzan ya las voces que piden que entrenes al Deportivo, y aunque llevabas años dirigiendo a equipos de la zona no te llegó la oportunidad, ¿uno no es nunca profeta en su tierra?
No voy a valorar eso, sería ventajista por mi parte, solo puedo decirte que estoy feliz aquí.
Ahora que el Deportivo está a un paso de confirmar su plaza en el playoff de ascenso, si lo consigue, ¿qué valoración haces de su temporada?
La valoración que hago es que me encantaría que le fuese muy bien. Ha conseguido algo muy importante en la ultima jornada: depender de sí mismo. Le deseo lo mejor, pero no estoy ahí y no quiero opinar de lo que no veo.
A pesar de que haya equipos como el Málaga en la pelea por subir a Primera, ¿es el Deportivo el favorito para regresar a la élite?
Un equipo como el Deportivo, con un escudo histórico, con un estadio como Riazor, con la gente que aprieta, es un equipo fuerte. Y aunque tendrá rivales muy fuertes, si se mete en playoff va a ser de los equipos fuertes en esa lucha por el ascenso.