Laure y Álex Bergantiños fueron dos de las salidas más dolorosas del Deportivo en el pasado verano, en el que también dijeron adiós otros canteranos como Pablo Insua y Róber Pier. El lateral, ahora en el Alcorcón, admitió que, en su momento, tuvieron que lidiar con muchas voces críticas en torno a ellos.
“Se fue un poco injusto con nosotros. Al final se nos cargó con una ‘mochila’, creo que sin motivo, ya que nosotros no éramos titulares indiscutibles, jugábamos siempre al final de las temporadas, cuando estaba la cosa complicada, y daba la sensación de que éramos parte de los culpables (de la situación)”, indicó en una entrevista a Radio Coruña.
Él aseguro que lo que no quería era “estorbar”. “Había un foco que le daba más importacia a mis defectos que a mis virtudes y si el club y una parte de la afición veía que yo no podía aportar, no quería estar estorbando, porque al final lo que te hace feliz es ayudar y estar ahí”, remarcó. Aún así, para él “aunque no jugase” se sentía “útil” en el Deportivo.
Preguntado por si considera que fue un error por parte del club el haber prescindido de ellos, se quiso ‘mojar’: “Ellos (los directivos del club) puede que quisieran dar un salto de calidad, pero encontrar jugadores de nuestro perfil es muy complicado, juegue o no juegue estoy preparado y entrenando”.
Plantillas compensadas
Para él, es importante que los planteles sean equilibrados y que exista una cierta unión con el club. Algo en lo que quizá ‘pecó’ el Deportivo este curso.
“En las plantillas de fútbol tiene que haber de todo. A lo mejor se perdió en cierta manera un vínculo con el club. Creo que había una plantilla muy buena, pero ‘a toro pasado’ no creo que sea muy justo criticar las decisiones”, incidió.
Asimismo, reconoció que los clubes iban poco a poco alejando al jugador del entorno, algo que no siempre era bueno. “Es algo muy peligroso, la masa social que tiene el Depor lo es todo y hay que cuidarla mucho”, subrayó.
Reveló, además, que desde la propia competición se instaba a ello. “Desde LaLiga vienen circulares de cómo proteger al jugador para que esté más tranquilo y al final se va perdiendo esa cercanía y eso es un proceso que está pasando en todos los clubes”, comentó. Para él se evidencia en hechos como que “hay pocos equipos que lleven a sus jugadores a las peñas” y eso al final repercute en ese “contacto diario”, dejando la sensación de que los futbolistas viven en una burbuja. El acercamiento, para él, es más beneficioso. “El futbolista español es humilde, es buena gente y sabe lo que cuesta llegar a estar en el mundo profesional”, zanjó.