La trayectoria del Celta en el torneo liguero, con solamente una victoria en las últimas doce jornadas, ha convertido el duelo contra el Eibar en la primera final por la permanencia ya que el equipo gallego se muestra incapaz de enderezar el rumbo en la competición pese al relevo en su banquillo.
No hay margen de error para el conjunto dirigido por Óscar García Junyent, que sigue sin celebrar una victoria en Balaídos. Su único triunfo como técnico celeste llegó en Villarreal, hace ya más de dos meses.
La situación es tan dramática que la directiva del Celta promovió un recibimiento al equipo a su llegada al estadio. Busca el efecto que tuvo la pasada temporada ‘A Nosa Reconquista’, aunque aquella campaña estuvo marcada por una promoción de entradas gratuitas para los abonados y precios asequibles para el público que ahora no se repite.
No se espera, por tanto, una gran entrada en Balaídos, pese a que el Celta se juega la vida. Ganar supondría meter al Eibar en la pelea por eludir el descenso; empatar o perder aumentaría las dudas y dejaría a los de Mendibilar a seis o más puntos, además de perder el golaverage particular.
Once de gala
Óscar García recupera su once de gala después de dar una oportunidad a los menos habituales en Copa. De la eliminación ante el Mirandés nadie habla. El fracaso ha quedado en un segundo plano ya que el duelo de hoy lo absorbe todo.
Rubén Blanco actuará en la portería. En la línea defensiva solamente hay una duda: quién ocupará el lateral derecho. Hugo Mallo, recuperado de la pubalgia que le impidió jugar ante el Athletic, apunta a la titularidad, con Kevin Vázquez en la récamara. La dupla Murillo-Araujo repetirá en el centro del eje de la retaguardia viguesa.
El segundo refuerzo invernal, el internacional croata Filip Bradaric, entrenó ayer pero no será de la partida. El doble pivote será para Okay Yokuslu y Beltrán. Por delante, Pione Sisto ocupará la banda izquierda, Santi Mina la derecha y Rafinha actuará por detrás de Iago Aspas.
