Gil, el primer ‘flaco’ que encandiló al estadio de Riazor
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Gil, el primer ‘flaco’ que encandiló al estadio de Riazor

Gil, el primer ‘flaco’ que encandiló al estadio de Riazor
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Casi dos décadas antes de que Juan Carlos Valerón irradiase su magia y fantasía al estadio de Riazor, otro ‘flaco’, José Gil Gordillo (Sanlúcar de Barrameda, 9-X-1960) se consagró en el RC Deportivo como uno de los jugadores más valorados y queridos por la grada herculina.


Extremo derecho de marcada polivalencia —llegó a actuar hasta de portero ante el Recretivo de Huelva—, guió al club hasta el ascenso en sus seis campañas en A Coruña.

Zancada de galgo, desborde vertiginoso y coraje inquebrantable fueron las señas de identidad de un futbolista forjado en las calles de su localidad natal.  


“Empecé a jugar con los amigos, en Sanlúcar, éramos de los que poníamos las piedras como porterías y cuando pasaba un coche, cada hora o así, pues las recogíamos y las volvíamos a poner”, expone, al tiempo que detalla sus buenas maneras en el ámbito académico.

Empecé a jugar en las calles de Sanlúcar, poniendo piedras como porterías


“También era buen estudiante, se me daban bien los libros, hasta que decidí tomarme la carrera del fútbol en serio”, dijo. 


La progresión de Gil resultó meteórica. “Solo jugué un año en el equipo de mi pueblo, el Atlético Sanluqueño, porque nos prohibieron hacerlo en las ligas locales; el Barça, que tenía ojeadores en toda España, se fijó en mí y me ofreció ir a Barcelona a hacer unas pruebas y, tras pasarlas, ya me quedé allí”, narra.


Entre sus principales virtudes sobresalía ya en su infancia la versatilidad.

“Desde pequeño era polivalente, donde el entrenador tenía un agujero ahí jugaba; en el Deportivo llegué a actuar hasta de portero (risas). Siempre me encontré muy bien pegado a la banda, me daba igual en cualquiera de las dos, aunque era diestro”, aclara.

Emigrado en la Ciudad Condal, este adolescente impresionado por la magnitud de esta ciudad, afrontó todo un desafío en su vida.

Con 15 años me fui al Barça, el primer año fue bastante duro, no existía aún La Masía


“Estuve nueve años en Barcelona, tres perteneciendo al Barcelona Atlético, llegué con 15 años; fue duro salir de un pueblo como Sanlúcar de Barrameda, con 50.000 habitantes, y meterte en una gran ciudad como Barcelona, que ya entonces era un ‘monstruo’. Mi primer año fue bastante complicado porque me fui solo. Aún no existía La Masía como lo que es hoy, antes eran oficinas del club. Entonces nos llevaban a pensiones”, explica.


El nivel en una de las mejores canteras del espectro estatal como Can Barça era espectacular.


“Tuve compañeros que no sé aún  a día de hoy por qué no triunfaron; yo pensaba que si le pegaba la mitad de bien que ellos... Coincidí con varios jugadores que llegaron al primer equipo del Barcelona, como Clos, Rojo, Calderé, Gratacós, Moratalla, Cándido...”, indicó.

En verano de 1985 se le presentó la oportunidad de engrosar las filas del Depor; pero antes de eso tuvo que tomar una compleja decisión.

“Acabé contrato con el Barcelona, ya tenía una edad para jugar en un filial y manejaba dos ofertas, una del Deportivo y otra del Sabadell, que también estaba en Segunda División. Me aconsejaron que me fuese al Depor porque era un equipo más grande, que tenía un mejor historial y me lié la manta a la cabeza y pasé de una punta de España a la otra”, expresó.

“Noté la diferencia cuando llegué a A Coruña porque vienes de un ritmo frenético de una ciudad como Barcelona y aquí todo era mucho más tranquilo y cercano. Aquí la gente era mucho más próxima y te abrían los brazos de otra forma, mucho más familiar”, dijo.

Siempre al galope y derrochando sudor, el ‘Flaco’ se fue granjeando el respeto y el cariño del deportivismo.

Noté la diferencia al venir a A Coruña, todo era más tranquilo y más familiar


“Las cosas me podían salir mejor o peor pero a correr no me ganaba nadie; peleaba siempre y algunos días estaba más acertado que otros, como cualquier futbolista”, dijo.


Aunque sus tardes de éxitos en Riazor fueron innumerables, el ‘11’ no pudo cumplir un sueño. ”La verdad es que sí me quedó la espinita de no haber jugado en Primera con el Deportivo. Tuve una conversación con Arsenio cuando decidí marcharme al Celta porque Augusto César Lendoiro estaba muy liado con la política en ese verano. Arsenio me dijo que si él se hubiese quedado en el equipo jamás me hubiera dejado marchar. Tenía una buena oferta del Celta y pensé en la familia”, rememora.


“Arsenio es como mi padre,  que se me murió cuando apenas tenía tres años, me dio un trato espectacular, se preocupaba por mí de una manera increíble, de que estuviera bien, de mi alimentación...”, agrega.


Gil rememora también los primeros pasos de dos hermanos que marcaron una época.

“Tanto Fran como José Ramón me sorprendieron mucho cuando venían a entrenar con nosotros con 16 o 18 años; Fran apuntaba muchísimo ya de niño y acabó siendo un fuera de serie, se le veía venir. José Ramón también era muy bueno pero quizá tras la operación que sufrió perdió un poquito”, dijo.


Aunque no pudo continuar tras el ascenso en la campaña 90-91, se deshace en elogios hacia Augusto César Lendoiro,


“Ha hecho grande al Deportivo, gran parte de ‘culpa’ de lo que es hoy el club es gracias a él. Quería hacer un equipo campeón y lo hizo. Entendí su decisión de no renovarme porque estaba muy liado con la política, estaba con la entrega de valores. A mí me apremiaba el hablar con él y no podía esperar”, continuó.


Tras seis temporadas en Marineda, Gil emprendió una nueva aventura en las filas del ‘eterno rival’.

Las cosas me podían salir mejor o peor pero a correr no me ganaba nadie



“En Vigo me fue muy bien pero cuando llegué me pasaba un poco lo que a Vicente, no sabía cómo me iban a recibir al venir del Deportivo. Al segundo partido ya estaban coreando mi nombre porque me dejaba todo en el campo”, presume. 


Con la lucha por el ascenso en el horizonte, Gil confía en la reacción de un club como el coruñés en Segunda.


“Al Deportivo actual le falta un poco de conexión con el público, no enamora; hace un partido bueno pero no consigue que esta sea la tónica. Tiene plantilla para ascender y aún queda tiempo suficiente para aspirar a ello. Si se mete en el ‘play-off’ tiene muchas opciones”, sostiene.


“A mí me sorprendió la decisión de dimitir de Tino Fernández, dejar al equipo así a estas alturas y de golpe. No estoy aquí en el día a día y tampoco sé exactamente sus motivos”, apostilló.

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