El RC Deportivo tendrá que hacer añicos la estadística para embolsarse los tres puntos en juego el próximo domingo en Riazor frente al CD Lugo, en un duelo vital para la permanencia de ambas formaciones gallegas.
La victoria ante la entidad de la ciudad amurallada se le resiste al Depor en la categoría de plata, en donde se han enfrentado en cinco ocasiones, con un balance claramente desfavorable de cuatro empates y una derrota herculina.
El mal fario de los coruñeses en ‘O noso derbi’ se remonta a la temporada 13-14 —también con Fernando Vázquez en la dirección del Depor—, cuando los blanquiazules no pudieron pasar del 0-0 en su estadio de Riazor, mientras que en el compromiso de la segunda vuelta ambos clubes sellaron un 2-2.
En esta ocasión, en el Anxo Carro, los tantos iniciales de Diego Ifrán (minuto 9) y de Pablo Insua (minuto 41) hicieron soñar con el primer triunfo en Segunda División frente al Lugo; sin embargo, un doblete a cargo de Rennella en los minutos 71 y 87 dio al traste con la hipotética victoria.
Ejercicio 18-19
El pasado curso el RC Deportivo volvió a encasquillarse frente a su adversario del próximo domingo, con el que firmó tablas de nuevo en Riazor (0-0) en un partido marcado por la polémica.
No en vano, el equipo visitante vio seis amarillas y una tarjeta roja a José Carlos en el minuto 69.
Los lucenses se encerraron en su área y recurrieron constantemente al ‘otro fútbol’ —con constantes faltas y pérdidas de tiempo— para aguantar la igualada, con la anuencia del colegiado catalán Ávalos Barrera, que no supo frenar estas acciones antideportivas.
El empate frenaba los anhelos de ascenso directo de la escuadra entrenada por Natxo González en la recta final de una primera vuelta en la que los de Riazor comenzaban a flaquear de manera alarmante.
En la segunda vuelta del ejercicio 18-19, con José Luis Martí en el banco, los herculinos volvían a tropezar de forma monumental, perdiendo en el Anxo Carro por 1-0.
En esta ocasión la diferencia la marcó una diana a cargo de Lazo en el minuto 60, que restaba opciones a los coruñeses no solo de ascenso directo sino también complicaba el acceso a la promoción.
En la presente campaña, también en feudo lucense, Lugo y Depor volvían a firmar unas tablas sin goles que no satisfacían las pretensiones de ninguno de los dos conjuntos, amenazados por la pérdida de categoría.
Fue un envite sin brillo, en el que la afición blanquiazul se desplazó en un número cercano al millar para asistir a otra lección de impotencia, esta vez con un ex del Lugo como Luis César Sampedro en el banquillo visitante.