Qvo vadis Otero
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Días atrás se conmemoraba el vigésimo aniversario del título de Liga alcanzado por el Depor. Veinte años de una gesta impensable y, visto cómo evoluciona el fútbol actual, irrepetible. Pocos clubes pueden lucir en su vitrina el mayor trofeo nacional, en concreto nueve. De estos, todos menos los coruñeses están en Primera División.

La celebración coincide con un áspero comunicado de uno de los consejeros incorporados a última hora en la candidatura de Fernando Vidal y que a día de hoy continúa sentado en el Consejo. Así es, Miguel Otero –persona poliédrica que ocupó cargos de responsabilidad en el Lugo y provocó unas elecciones para desbancar al Tino Fernández al que tiempo atrás había apoyado- ha decidido exponer desde su sillón de consejero sus dudas sobre la entrada del capital de Abanca en el RCD.

Llama la atención las formas utilizadas y el fondo de sus reflexiones. Las formas empleadas para mostrar sus dudas o desencuentros con el rumbo del Club consisten en enviar un comunicado a la prensa bajo el pretexto de recordar la consecución del título de Liga del Club y de paso cuestionar la estrategia financiera del Consejo del que forma parte. Parece que el sentido común, la eficacia y la elegancia exigen que estas diferencias se planteen en el seno del Consejo para que sus consideraciones se sometan al debate pudiendo estas ser rechazadas o aceptadas por la mayoría. Sería difícil gestionar cualquier organización, deportiva o no, cuando uno de sus miembros airea públicamente sus diferencias o sus dudas –muy legítimas- a las primeras de cambio para cuestionar la estrategia de la entidad.

En segundo lugar, el fondo de las críticas. Si hay una idea fuerza en la campaña electoral que llevó a Vidal a la Presidencia es por la claridad con la que asume la situación real del Club, tanto en el aspecto financiero como deportivo, así como la imperiosa necesidad de captar recursos. Habla sin ambages de que ha llegado a un acuerdo con el principal acreedor del Deportivo (Abanca) para inyectar recursos a sus paupérrima economía, con el equipo en última posición de la tabla, abocado al descenso y, consecuentemente, a su posible disolución. A cambio la entidad financiera entraría a formar parte del capital social de forma mayoritaria. Según se mire, la operación llevaba implícita el pecado y la penitencia a partes iguales.  Esta era sin duda la parte mollar de su programa. En este sentido ningún socio puede sentirse engañado y apoyó mayoritariamente esta propuesta. Es verdad que tampoco se presentó ninguna alternativa verosímil a la ganadora.

Resulta evidente que los miembros de su candidatura compartían esta tesis y por eso acompañaron a Vidal. Parece extraño, pues, que transcurridos menos de seis meses desde su elección y a la espera de poderse celebrar la Asamblea que ratifique la entrada accionarial de Abanca, uno de los consejeros del Club cuestione el mismo principio que les llevó a la Presidencia.

Un apunte final. Llama la atención en el comunicado de Otero alguna de las preguntas que se hace a sí mismo en voz alta. Una de ellas es especialmente alarmante: ¿a la vista de las cuentas, no será mejor vender otro activo del Club en lugar del propio Club? (sic). Pero Otero, ¿existen “otros activos del Club” para paliar la deuda actual? También hay otros caminos para mostrar su disconformidad. Se llama echarse a un lado y dimitir.

 

@pgarcia_ramos

Qvo vadis Otero

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