Niki Terpstra nació en Holanda hace 33 años. Y el último ciclista de los Países Bajos que había ganado en Flandes fue Adrie van der Poel en 1986. Niki era un niño que no sabía montar en bici y desconocía la rivalidad entre vecinos. Ayer rompió la mala racha con una victoria a lo grande. Es el segundo ‘monumento’ de su palmarés tras la París-Roubaix que conquistó en 2014.
Terpstra cumplió el papel de favorito de su equipo, el potente Quick Step, que suma ya 21 triunfos este 2018, ocho en la campaña de pavés. Y tres son del gigante holandés: ganó en Harelbeke, hermana pequeña de Flandes, y antes en Le Samyn, prueba de menor categoría. Es el rey de la primavera a la espera de lo que pueda suceder el domingo próximo en Roubaix y, en unas semanas y con diferentes protagonistas, en el tríptico de las Ardenas.
Gran rodador, cazafugas y proyecto de clasicómano, Terpstra subió escalones de dos en dos desde que llegó a Quick Step y, sobre todo, desde aquel insospechado ataque para llegar en solitario al velódromo de Roubaix en 2014. Nadie le vigilaba porque nadie se lo esperaba. Ayer tampoco.
Fue un Tour de Flandes frío. No por el largo invierno y la humedad, sino por la falta de ataques lejanos o tácticas de equipo. A 30 kilómetros de meta estaban vivos casi todos los favoritos. Habían pasado por el Muur, el Oude Kwaremont, el Paterberg, el Koppenberg y el Taaienberg entre tímidos acelerones.
El movimiento que cambió la carrera no fue de los Sagan, Van Avermaet o Benoot. En las últimas rampas del Kruisberg se lanzó Nibali, vencedor de los dos últimos ‘monumentos’ (Lombardía en 2017 y San Remo hace unas semanas) y debutante en Flandes. A su rueda salió Terpstra. Los demás se miraron. Craso error.
El holandés no quería compañía y aceleró en un repecho que parecía inofensivo para dejar tirado al ‘tiburón’, que leyó bien la situación de carrera, pero se quedó sin fuerzas. Terpstra engulló a los supervivientes de una segunda fuga ya en el Oude Kwaremont y cabalgó en solitario hacia la meta. En el Paterberg demarró Sagan, demasiado tarde, que renunció a un pulso en el llano. Sí lo intentó el joven y abnegado Mads Pedersen, novato y que acabó segundo. El tercer escalón del podio fue para Philippe Gilbert, que secó los ataques en beneficio de su compañero y remató otro gran día para Quick Step.
