El Real Madrid consiguió su décima Copa de Europa al vencer al Fenerbahce en un partido en el que Causeur ofició de maestro de ceremonias de un equipo que sobresalió por su entrega, trabajo, defensa y compromiso.
Duverioglu fue la pesadilla blanca en los primeros minutos (0-5). Los triples volvieron a ser la clave para un Madrid que cerró el primer acto por delante (21-17), renta que estiró en el inicio del segundo (25-17). El antídoto de Obradovic fue la erupción de Melli, que anotó 11 de los primeros 13 puntos de su equipo en este cuarto (31-30), al término del cual la ventaja era de una canasta para el Fenerbahce (38-40)
Un 7-0 de salida relanzó al Madrid (45-40), hasta que Melli se apuntó 5 nuevos tantos (50-48). El partido entró en un ida y vuelta en el que las defensas también fueron protagonistas, con Rudy brillando en la marca a Wanamaker, y de la que el Madrid salió reforzado (55-50). El trabajo de Reyes bajo los aros también comenzó a dar réditos, pero fueron los 10 puntos de Causeur en los 8 primeros minutos los que abieron hueco (63-55) al término del tercer periodo.
Obradovic recurrió a su microondas particular, Muhammed. Melli siguió a lo suyo para sostener al Fenerbahce. Pero una antideportiva de Vesely sobre Doncic y un triple de Carroll establecieron una nueva máxima (71-61) a seis minutos del bocinazo final.
Dos rebotes ofensivos de Tavares y Trey Thompkins en la misma jugada cosieron las costuras del traje de campeón que el Madrid se estaba fabricando. Dos tiros libres de Thompkins y otros dos de Doncic (80-71) prácticamente sellaron el destino de la final.
Los turcos amenazaron hasta el final, con el 80-74 a falta de 38 segundos y con el 81-78 (triple de Muhammed) a falta de 22, pero el Madrid cerró el título con solvencia. La Décima se puso por fin la camiseta blanca.
