Los Angeles: el sueño de una madrugada de verano
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Los Angeles: el sueño de una madrugada de verano

Los Angeles: el sueño de una madrugada de verano
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El 10 de agosto de 1984 se abrió en Los Ángeles un círculo que, desgraciadamente, amenaza con cerrarse este verano en China. Una medalla de plata que abrió camino en nuestro país a una mina de oro llamada ba-lon-ces-to.

Aunque aquel subcampeonato olímpico no era el primer viaje a un podio del basket español, sí fue el de mayor impacto, por varias razones. Un impacto que, 35 años después, sigue vigente.

Un país que tenía bastante alejado al deporte de la canasta, sacrificó horas de sueño para pegarse al televisor para ver, no sin asombro, como cuajaba otro sueño: el aterrizaje en la aristocracia mundial.

Susto inicial
El sueño de aquella madrugada de verano comenzó el 29 de julio con un cardiaco triunfo (83-82) contra Canadá. Con 83-79 y solo ocho décimas en el reloj, Fernando Arcega hizo falta a Howard Kelsey, que convirtió el primer tiro libre (su único punto en el partido) y lanzó el segundo a fallar. Dan Meagher capturó el rebote y anotó, pero no dio tiempo a más. 

España dominó durante todo el partido y Canadá (con tres ‘españoles’ en sus filas: Gerald Kazanowski, Greg Wiltjer –padre de Kyle (Málaga)– y Tony Simms) resistió a base de defensa y superioridad reboteadora.

Mucho más tranquilo resultó el segundo compromiso, contra la Uruguay del posteriormente ‘pichichi’ –de los que jugaron los ocho partidos– del torneo, Horacio ‘Tato’ López, que anotó 20 puntos contra los de Antonio Díaz Miguel, entre los que brilló Epi (33), mientras que en el bando celeste sobresalió Wilfredo Ruiz (29).

El alero aragonés y Fernando Martín, con 23 tantos por cabeza, lideraron claro el triunfo (97-82) ante la siempre incómoda Francia de, entre otros, Philippe Szanyiel (25 tantos), mientras de Juanma López Iturriaga (20) y el gigante –en todos los sentidos– coruñés Fernando Romay (15, 7 rebotes, 2 tapones y único partido de la fase inicial en el que no fue eliminado por faltas) lo hicieron frente a China (102-83).

Primer Día D
Y llegó el primer gran día: duelo contra el ‘USA Team’ de Michael Jordan, Pat Ewing, Chris Mullin y cía. La selección anfitriona dejó jugar a España durante casi toda la primera mitad (36-37 a dos minutos del descanso, al que se llegó con un bonito 46-41). A la vuelta de vestuarios, el controvertido técnico local, Bobby Knight, activó la pesadillesca defensa habitual, los suyos robaron varios balones seguidos, anotaron fácil a la contra y con 101-68 se decidió el primer puesto final del grupo B.
Michael Jordan, con 24 tantos, encabezó el ataque estadounidense, en tanto que Epi (17) fue el principal artillero del combinado visitante. 

El segundo puesto de grupo, sin embargo, no deparó un rival demasiado asequible en cuartos: Australia, un combinado que inspiraba algo más que respeto. 

Partido igualado hasta bien entrada la segunda mitad (77-77) y dinamitado por la entrada en cancha del base José Luis Llorente –actual presidente del Sindicato de Jugadores–, quien imprimió un ritmo altísimo que los ‘Boomers’ no pudieron seguir. Epi y Martín ejercieron de líderes ofensivos y se repartieron 50 puntos a partes iguales. 

Ian Davies, con 20 unidades, fue el mejor en el combinado oceánico donde daba sus primeros pasos, con apenas 19 años, el posteriormente histórico alero Andrew Gaze.

Por el otro lado del cuadro, Estados Unidos lograba, ante Alemania, su triunfo más escueto del torneo (78-67), en un encuentro que, todo sea dicho, no se tomó con la seriedad que demandaba la ocasión. A pesar de este ‘borrón’, su ventaja media media en el torneo fue brutal: 32.1 puntos. 

(Pen)último paso
La Yugoslavia entrenada por el gran Mirko Novosel y liderada por el no menos grande Drazen Dalipagic, la otra invicta en la fase de grupos, separaba a España de la hazaña. 

Romay fue clave en defensa para limitar a Ratko Radovanovic cuando los ‘plavi’ amenazaban con escaparse en el marcador (28-38). Y con 35-40 se llegó al descanso. 

A la vuelta de vestuarios, parcial de salida de 8-0, con Josep María Margall anotando, Llorente dirigiendo y el pívot herculino hecho un muro bajo el aro. A cinco minutos del final, España alcanzaba una más que esperanzadora ventaja de doce puntos (65-53). La quinta falta de Drazen Petrovic, que con 19 añitos hacía su presentación a nivel mundial, fue la puntilla para el combinado balcánico. Díaz Miguel acabó con sus tres bases en cancha para asegurar el balón (entonces la posesión era de 30 segundos) y la semifinal se cerró con un claro 74-61. 

En la otra, el ‘USA Team’ no tuvo excesivos problemas para anotarse (78-59) el derbi norteamericano contra la seleción canadiense. 

El premio ya estaba en el bote. El partido por el título era para disfrutar y encajar la menor ‘goleada’ posible. Por si acaso, Bobby Knight no se fio un pelo y sus JASP universitarios –hasta Barcelona’92 no entrarían los profesionales NBA en el movimiento olímpico– defendieron de inicio como si no hubiera un mañana, asfixiando por completo a la selección española (96-65). 

Tapón de oro
Andrés Jiménez (16 puntos y 8 rechaces) fue el mejor de ‘la Roja’, pero para el recuerdo quedó el taponazo –cuando ‘His Airness’ se disponía a dejar uno de sus habituales pósters– de Romay a Jordan, máximo anotador de la anfitriona en el partido (20) y en el último gran torneo internacional sin línea de tres puntos (17.1). Y todo ello en el Forum de Inglewood, escenario del mágico Showtime de los Lakers de la época. 

Antes de la cita angelina, el palmarés de la selección española ascendía a tres platas continentales (1935, 1973, 1983). En los siguientes 35 años sumó dos platas olímpicas más (2008, 2012), tres títulos europeos (2009, 2011, 2015), tres subcampeonatos (1999, 2003, 2007) y cuatro bronces (1991, 2001, 2013, 2017), y la joya de corona de la Generación del 80, el cetro mundial conquistado en Japón 2006. 

BOOM. Con mayúsculas.

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