Buitrago se da un homenaje y Thomas sigue de rosa
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Buitrago se da un homenaje y Thomas sigue de rosa

Buitrago se da un homenaje y Thomas sigue de rosa
Santiago Buitrago alza los brazos en las míticas Tres Cimas de Lavaredo | LUCA ZENNARO

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El colombiano Santiago Buitrago (Bahrain) se dio un homenaje en la jornada reina del Giro de Italia tras los 183 kilómetros y cinco puertos entre Longarone y las Tres Cimas de Lavaredo, donde el esloveno Primoz Roglic recortó tres segundos al británico y ‘maglia rosa’ Geraint Thomas.
 

Empate técnico entre Thomas y Roglic, combativos sólo con la meta a la vista, golpe para Almeida, ya lejos del liderato, y gloria para el bogotano Buitrago, un chaval de 23 años que fue capaz de hacer buena la fuga del día levantando los brazos en solitario en la mítica ascensión a Las Tres Cimas de Lavaredo, allí donde los alzó al cielo su mítico compatriota Lucho Herrera en 1989.
 

Tantos años después, el ciclismo colombiano alzó la voz en el mismo escenario, además por segunda vez en este Giro, ya que Einer Rubio (Movistar) abrió la senda ganando en Crans Montana. Buitrago, el mejor escalador de la fuga, mostró fuerza e inteligencia ante el canadiense Derek Gee, su rival en los últimos kilómetros, para atacar a 1,5 de la cima y llevarse el botín.

 

‘Safety car’ del Ineos

A 51 segundos cruzó la meta Gee, hundido tras un esfuerzo muy generoso, en cada puerto de montaña por los puntos y en la subida final desde más lejos, y a 1:46 el todoterreno danés Magnus Cort, ambos de la escapada inicial. Los favoritos sólo mostraron el colmillo en la pancarta de 1km, después de pasar los cuatro primeros puertos del día al ritmo del ‘safety car’ del Ineos, comportamiento indigno para todo un ‘tappone’ en los Dolomitas.
 

Atacó Thomas y parecía que iba a ganar unos segundos a Roglic, pero fue al revés con un acelerón del esloveno cerca de meta, quien recuperó tres segundos –está a 26 del líder en la general–. Almeida se llevó la peor parte, perdió 23 segundos y ya cede 59 en la lucha por el rosa
 

Etapa reina del Giro, máxima expectativa con cinco puertos y 5.400 metros de desnivel, un desafío a la resistencia. De salida estampida general en busca de la fuga en la única zona amable de la jornada, pues los últimos 100km eran infernales con tres puertos de los que meten miedo en el cuerpo.
 

Finalmente se formó una escapada de quince hombres, entre ellos el colombiano Buitrago, relativamente peligroso a doce minutos de la ‘maglia rosa’. También incrustados dos hombres del Movistar, Carlos Verona y Rojas.
 

El grupo delantero superó el Passo Campolongo (2ª categoría, 4km al 7% de pendiente media) con cinco minutos de ventaja, y más tarde el Passo Valparola (1ª, 14 al 5,8), con más renta, cerca de ocho minutos. Sensación de tranquilidad, menos para Verona, que se fue al asfalto, aunque pudo regresar al grupo con el costado derecho perjudicado.

 

Un superpuerto estéril

El Passo Giau (1ª, 9,8 al 9,3), con la cima a 2.227 metros de altitud, esperaba una gesta entre los hombres fuertes, pero el único movimiento se produjo en la escapada, con siete minutos de ventaja sobre el pelotón y pinta de salir victoriosa.
 

En las rampas del coloso hubo selección natural. Quedaron al frente cinco hombres tras una aceleración de Verona. Se unieron Magnus Cort, Buitrago, Hepburn y el canadiense Gee, el hombre fugitivo por excelencia en este Giro, y además con el honor de coronar en cabeza. El pelotón, tranquilo, coronó a 6:48. El superpuerto no devoró a nadie.
 

Menos famoso, pero exigente, el Passo Tres Cruces (2ªa, 8 km al 7,3), reunió a sus pies, de nuevo, a once hombres en cabeza, pero fue un espejismo. Verona se descolgó para siempre y la selección quedó con Buitrago, Cort, Gee y Hepburn. Cuatro al comando. La victoria estaba delante. Los favoritos, a seis minutos.
 

Último esfuerzo. Otro puerto legendario, las Tres Cimas de Lavaredo (Especial, 7,1 al 7,8), con la meta a 2.300 metros de altitud, donde ya falta el oxígeno. A 7km de meta atacó Gee. El rey de las fugas se marchó, pero Buitrago dejó hacer al canadiense, lo mantuvo al baño maría hasta que empezó a retorcerse sobre la bici en las terribles rampas del 18%.
 

Entonces tomó la palabra el ligero escalador de Bogotán, el mismo que en 2022 conquistó la etapa de Lavarone. Se vino arriba, llegó al último tramo, ya en ligero llano, donde se puso elegante. Se puso las gafas, se cerró el maillot y brazos al cielo. Allí donde antes dejó su firma Lucho Herrera.

Buitrago se da un homenaje y Thomas sigue de rosa

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