La selección española de balonmano encajó su primera derrota en el Mundial de Polonia y Suecia, tras caer este domingo por 26-28 ante Francia, en un encuentro en el que ambos conjuntos con el billete ya asegurado para los cuartos de final parecieron pensar más en todo momento en futuros compromisos.
Empezando por el que el equipo español disputará el próximo miércoles en Gdansk, donde los “Hispanos” se medirán con el ganador del ganador del duelo que enfrentará este lunes a Alemania y Noruega, tras concluir como segunda de grupo tras el conjunto francés.
Una primera plaza que en cualquier otro momento garantizaría, a priori, un cruce de cuartos más accesible, pero no en esta ocasión dada la entidad de los posibles rivales, Alemania o Noruega, que sí podrán “elegir” oponente.
Circunstancias que convertían el duelo, como acertadamente lo calificó la estrella francesa Nikola Karabatic en “un buen amistoso”, que ambos equipos afrontaron con el principal objetivo de “trabajar y coger confianza” para los cuartos de final.
Si el preparador español Jordi Ribera no dudó en reservar al central Agustín Casaso, que el sábado no se ejercitó por precaución a causa de un golpe en la rodilla, el seleccionador francés dejó fuera de la convocatoria Nikola Karabatic, que ya se perdió el pasado encuentro con Irán por una contusión en el pie.
Quien sí jugó y desde el inicio fue el lateral Dika Mem, que demostró estar perfectamente recuperado de las molestias en la zona abdominal que le habían mantenido fuera del equipo desde la jornada inaugural ante Polonia.
De hecho, el jugador del Barça contabilizaba casi la mitad de los cinco goles que Francia contabilizado el ecuador del primer tiempo.
Pero si Dika Mem dispone de un extraordinario brazo izquierdo, no le va a la zaga el lateral español Imanol Garciandia, que firmó tres de los cuatro primeros tantos de los “Hispanos”.
Goles que junto a las paradas de Rodrigo Corrales, que contabilizaba ya cinco intervenciones apenas alcanzados los ocho minutos de juego, permitieron a España tomar la delantera (4-3) en el marcador.
Renta que se esfumó por completo con al paso al ataque con siete jugadores de campo que propuso Jordi Ribera y que no pudo tener peores consecuencias para el conjunto español, que encadenó una pérdida tras otra que permitieron a Francia escaparse (6-9) en el tanteador.
Un resultado que obligó a rectificar al seleccionador español, que en el momento en el que volvió a apostar por la igualdad numérica en ataque vio como los “Hispanos” volvieron a empatar (9-9) la contienda a falta de ocho minutos para llegar el descanso.
Tiempo en el que ni españoles, ni franceses lograron despegarse en el marcador (13-13) de un encuentro de “guante blanco”, como atestiguó la única exclusión con la que se cerró el primer tiempo, al español Miguel Sánchez-Migallón por estrellar el contraataque final en el rostro del portero.
Pero ganar a Francia siempre tiene un sabor especial, o al menos, eso pareció pensar el conjunto español, que arrancó el segundo tiempo con un punto más de intensidad.
Tal y como confirmaron los tres goles de ventaja (20-17) con los que los “Hispanos” se situaron a los once minutos del segundo período y que ponían a prueba si realmente Francia estaba dispuesta a gastar más fuerzas de las necesarias para buscar el triunfo.
Un esfuerzo que los campeones olímpicos sí parecieron dispuestos a realizar y de la mano de un gran Nedim Remili, que no deja de crecer año a año, lograron igualar de nuevo el partido (22-22) a menos de quince minutos para el final.
Empate que se deshizo definitivamente a favor del equipo francés con una exclusión de Jorge Maqueda, que por segunda vez en el partido fue sancionado con dos minutos por realizar mal un cambio, y que permitió a los de Guillaume Gille situarse con una renta de tres goles (24-27) a cinco minutos para la conclusión del duel