¿Qué tendrá el Dépor que quien lo vive de cerca jamás lo olvida y se vuelve deportivista de por vida? Dicen que Coruña es la ciudad en la que nadie es forastero, quizás por eso aquellos jugadores llegados de tan lejos se sienten en casa cuando pisan el verde, hacen de Riazor su hogar y de la afición su familia. Una frase común entre los seguidores es: “no trates de entenderlo, esto es el Dépor”. El escudo es seña de identidad, símbolo de pertenencia, el equipo de toda una ciudad que juega en el estadio de todos.

Aquellos que comenzaron a seguir a los blanquiazules, y a cubrir sus hazañas hace dos jornadas, hablan sobre la locura que fue el día 12 comentando sorprendidos cómo la ciudad se volcó en apoyos ese día. Sí, fue de manicomio. Pero para nosotros fue un día más apoyando al club de nuestros amores. Partido tras partido la bancada no hacía más que aumentar, lloviese o hiciese sol, los desplazamientos cuando el equipo jugaba como visitante han sido masivos durante toda la temporada, tanto es así, que en alguno había más hinchas deportivistas que aficionados locales.

Seis temporadas sin pisar primera división y cuatro años fuera del fútbol profesional. Este año llegamos a tocar el infierno más absoluto y sin embargo la afición continuó siendo el corazón y el pulmón del club iluminando el camino con bengalas. Dicen que vivimos del recuerdo. Yo prefiero decir que respetamos y mantenemos presente nuestro legado.

Un legado que pesa en nuestras espaldas en los momentos difíciles pero que también es el impulso de superación que nos guía para volver donde, un día, fuimos los mejores. Al lugar en el que un equipo humilde se hizo grande y se coronó campeón. “La grandeza no consiste en recibir honores, sino en merecerlos”.

Después de una temporada en la que hemos recordado más que nunca a los nuestros: tifos dedicados al “bruxo de Arteixo” Arsenio Iglesias, vistiendo la camiseta con el amarillo de Brasil homenajeando a los míticos jugadores cariocas del club, visitas y apoyos de los grandes del pasado…“Os tempos son chegados”, tras múltiples oportunidades perdidas llegó el momento. Quizás estaba escrito en las estrellas que Lucas Pérez lo dejase todo para volver y meter el gol que nos hizo cumplir el objetivo. Bendita locura.

Coruña estalló de emoción y a pesar de que la zona fan a las puertas del estadio fuese un espectáculo, queda hacer uso de tradición herculina y celebrar el ascenso en la fuente de cuatro caminos, allí donde tantas alegrías hemos festejado. Queda convocado todo el deportivismo para hacer del final de Liga una fiesta inolvidable celebrando al deportivo y lo que su escudo representa. Nos vemos en Segunda División. Forza Dépor!.