Otro de los nuestros, Diego Villares, fue explícito ayer al hablar de sus posiciones en el campo. Entiende que el personal quiera ver a Trilli cuando hay una baja en el lateral y, por ende, los silbidos a Óscar Cano a la hora de hacer el cambio en el que lo manda para la banda, perdiendo a un buen futbolista en la media.
Villares jugará donde lo pongan, está claro, como si lo alinean de delantero centro, pero no es menos evidente que no es su posición y que, aunque no le ha quedado más remedio que adaptarse a la misma, y ha mejorado incluso su rendimiento, no está
cómodo.
Que no se enfade Cano por las declaraciones del blanquiazul, las hace desde el respeto y desde la humildad. No se compara con ningún futbolista de Primera ni habla de su experiencia personal, como cuando reflexiona el granadino aludiendo a Ancelotti o a Guardiola. Pero la respuesta es firme, clara y no deja dudas. Parece que los únicos que no entienden el malestar por algunas decisiones del entrenador son él mismo y su grupo más cercano.