Me gusta que se valore al depor. Vestir la camiseta del club más laureado del fútbol gallego es lo que le gustaría a cualquier jugador, local o foráneo. Da igual en la categoría que se milite. En la actual no debe resultar complicado traer a cualquier futbolista que se precie para los responsables técnicos, salvo que cobre lo que no se puede pagar por los motivos que sobradamente todos conocemos. Seguro que en igualdad de condiciones con otras entidades de la misma categoría ni se lo piensan.

Que el Depor haya perdido tres jornadas consecutivas ha servido para encender todas las alarmas. Un golpe de realidad suavizado con la última victoria, que ha facilitado que el semáforo pasara de rojo a naranja, aunque se mantiene intermitente porque el juego exhibido por los de Borja Jiménez no convenció a nadie. Claro que el técnico tiene a su favor que vale cualquier cosa con tal de ascender de categoría. A estas alturas del campeonato todos los equipos gestionan su potencial y sus carencias, pero al Depor siempre se lo van a poner difícil al ser el rival a batir.