La última oportunidad
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La última oportunidad


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Faltan cinco jornadas para acabar casi todas las competiciones de fútbol en nuestro país. Naturalmente, también en esa categoría en la que figura el Deportivo coruñés y de la que todavía no me acuerdo del nombre completo. Y para el conjunto blanquiazul todas las esperanzas están depositadas en la disputa de esa fase final –“play off” la denominan desde hace unos años-, que se celebrará las próximas semanas y que se presenta como la oportunidad de rectificar una temporada que no ha satisfecho a ninguno de los seguidores herculinos.

Parece increíble que, después de la excelente ventaja que había tomado en la clasificación el equipo coruñés, se hayan dilapidado tantos puntos en una segunda vuelta que, a todas luces, no tuvo la tensión necesaria para afrontar ciertos partidos. No vamos a entrar ahora en la validez o no de la plantilla –con la que al inicio de la temporada casi todo el mundo estaba conforme-, pero lo que no es de recibo es que, tras una primera vuelta bastante exitosa (trece partidos ganados y tan sólo dos perdidos), se haya caído en un pozo en la segunda, con un balance irrisorio para un aspirante al ascenso ya que de los catorce partidos disputados hasta la fecha ha perdido nada menos que cinco.

Una de las pruebas palpables, que habla por sí sola, es la asistencia que viene observando Riazor en los últimos partidos.

La gente puede estar entregada, pero nota enseguida cuando el equipo respira con dificultad, y eso es lo que ha venido haciendo hasta ahora en estos últimos partidos.

No sabemos qué le pasa al Deportivo (lo hemos visto poco esta temporada) pero el caso es que el técnico no da con la tecla y los jugadores tampoco poseen cualidades como para marcar diferencias de verdad.

Pero hay que mirar al futuro, como se dice siempre que se quiere eludir un presente problemático. Y el futuro a corto plazo es bastante optimista para el Deportivo porque lleva diez puntos de ventaja al sexto clasificado con quince en juego. Muy mal se tienen que dar las cosas para que no alcance uno de los cuatro puestos que todavía mantendrían la esperanza de cambiar de categoría para el próximo año.

Tres partidos en casa (Logroñés, Tudelano y Unionistas), donde no se solventan con claridad los compromisos, y dos fuera (Extremadura y Valladolid Promesas), uno de ellos ganado ya. No hay que dormirse pero parece que ni queriendo pueden dejar de aferrarse a la última oportunidad.


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