El Real Club Deportivo tiene un problema y lo más preocupante del asunto es que no acaba de encontrar el remedio para hallar una solución válida a la irregularidad en su fútbol, circunstancia que arrastra desde hace varios años y que le ha provocado una crisis que no parece tener fin.
Sería injusto afirmar que el plantel de Óscar Cano no juega a nada cuando el entrenador nazarí sólo lleva dos partidos al frente del mismo. Pero la cuestión es que al RCD, tras tres temporadas consecutivas compitiendo en la tercera categoría nacional, cada vez le queda menos tiempo, como al ciclista que pretende llegar a la línea de meta antes del cierre de control.
Hoy es martes veinticinco de octubre y tras la disputa de las nueve primeras jornadas del torneo liguero el equipo ocupa la séptima posición con quince puntos en su casillero, a ocho de la plaza que permite subir de forma directa, fuera de los puestos de la promoción de ascenso y a siete de la zona de descenso… La esperanza es que todavía quedan veintinueve partidos por celebrarse. Ahora no los volvamos a desperdiciar.
