Rubi y Geri
lll
17º-23º

Rubi y Geri


Usuario

Érase una vez una federación deportiva que gobernaba desde hace mucho tiempo el fútbol. A medidos de los años ochenta, los clubes de fútbol profesional reunidos en Asamblea deciden crear la LFP para gestionar la competición en 1ª y 2ª división debido a la ineptitud demostraba por la federación para defender sus intereses, los de los actores principales. De esta manera la federación se quedaba con el futbol no profesional, la Copa del Rey, las categorías inferiores, la selección nacional y un invento llamado la Supercopa de España que enfrentaba al campeón de Liga con el del Copa. Muy poco pollo para tanto arroz que vivía de la federación.


A Rubi, el mandatario de la federación, se le ocurrió convertir la Supercopa en un torneo cuadrangular de verano y disputarlo en alguno de los emergentes países ricos de Oriente Medio. La idea necesitaba un desarrollo que la Federación no sabe ejecutar. Y aquí aparece Geri, futbolista, empresario, agitador y presidente de un club de fútbol, entre otras cosas.


En unas conversaciones -obtenidas ilegalmente, todo hay que decirlo- que han visto la luz estos días, estos dos personajes despachan los derechos de los clubes participantes con una frivolidad inimaginable: a estos les damos 8 y a los otros uno y dos, venían a decir. También diseñan la negociación con el cliente, al que toman literalmente por tonto, subiendo el caché de una competición que de celebrarse en España reportaría 120.000 euros y en Arabia Saudí ascendía a 40 millones al año más el 10% en comisiones a Geri. De esta manera la federación firmaba un contrato por seis años (240 millones).


Geri es el listo de la operación y no duda en intentar “tocar” al rey emérito por si les echa una mano. Rubi actúa como el tonto a quien le tienen que abrir los ojos ante un negocio que no se podía imaginar. Todo dentro de una legalidad, digamos un poco siniestra, y con una conducta ética denunciable que ahora trata de justificar esta singular pareja.


El caso es que Rubi no tuvo reparos en su día para cesar al seleccionador nacional -que legítimamente negociaba su futuro- en medio de una Copa del Mundo porque la dignidad de la federación no se podía poner en cuestión. Recibir 40 millones (más de 39 de su precio real en España) para blanquear la imagen internacional de un país (Arabia Saudí) denunciado por numerosas ONGs por no respetar derechos fundamentales de su población, parece que esta vez sí entraba dentro del Código Ético federativo.


Y qué decir de Geri, actor (futbolista y presidente de un club que pertenece a la federación) y receptor de dádivas en este asunto. Insaciable en sus pretensiones de darle “el palo” a los árabes, se atreve a pedirle a Rubi que le facilite su participación en los Juegos Olímpicos porque le hace “mucha ilusión”.


Son Rubi y Geri y el fútbol sigue estando en manos de personajes que desprecian el deporte y chalanean el negocio. Estas artimañas no hacen más que confirmar que la concesión de la Copa del Mundo a Qatar ha sido una merienda de negros.


A veces sólo nos queda el recurso de darnos un paseo los sábados por los campos de fútbol de la Torre y ver la mirada limpia de los chavales que allí juegan para seguir creyendo en este deporte.

Rubi y Geri

Te puede interesar