En esta ocasión trataré de reflexionar, como simple aficionado, sobre el tema deportivo de mayor actualidad, como es el desarrollo de la Eurocopa 2024 que se está celebrando en Alemania.
Empezaré por ponderar las magníficas instalaciones, incluido algún estadio totalmente cubierto; con unos terrenos de juego a los que nadie a puesto pegas, como ha ocurrido en algún Mundial; con arbitrajes de gran calidad, con escasas discrepancias; con la novedad de un balón con un sensor interior, que facilita la tecnología semiautomática del fuera de juego; unas retransmisiones y unos comentaristas aceptables, a pesar de algunas críticas concretas; y una participación de las mejores selecciones europeas con sus correspondientes plantillas llenas de figuras del fútbol del continente, que han movilizado a las aficiones de sus países a la compra de 25 millones de entradas.
Donde sí se han producido ciertas sorpresas, ha sido en la eliminación de combinados como Italia en la primera fase, a pesar de ser la actual campeona, o de Alemania, país anfitrión, que partía como la selección con más títulos junto a España y la de mayor número de participaciones en esta competición.
Por lo que respecta a los actores principales, he detectado un cambio en el protagonismo de algunas ‘estrellas’, como puede ser el bajo rendimiento de Cristiano Ronaldo -lágrimas incluidas-, del capitán inglés Kane, del holandés Van Dijk, o del portugués Joao Félix, pasando por la máxima figura de los franceses Kylian Mbappé con su aparatosa mascara, que ha recibido más comentarios elogiosos por sus declaraciones que por su juego. De la decepcionante actuación de Toni Kroos en su último partido ya se ha dicho todo.
Sin embargo, han aparecido nuevas ‘estrellas’ que han deslumbrado con su juego y desparpajo.
Citaré al joven inglés Bukayo Saka, que con sus 22 años me ha parecido un jugador desequilibrante, al alemán del Bayer de Múnich Jamal Musiala, con solo 21 años, y al turco Arda Güler, con gran futuro en el Real Madrid. Otro tanto podría decir de la pareja española que forman Nico Williams y Lamine Yamal, verdaderos puñales para las defensas rivales, que disfrutan como niños con su ‘piedra, papel, tijera’, y que se han convertido en nuevos ídolos de la afición española.
También me ha gustado la actuación de Theo Hernández, con pasado en el fútbol español, del ex deportivista Fabian Schär, a pesar de jugar con la nariz rota, y del ‘gallego’ Ricardo Rodríguez, ambos con la selección de Suiza. El otro gallego, Joselu, no ha tenido minutos pero parece muy contento con su nueva etapa en Catar.
Mención especial merece la selección española, con su eficacia defensiva y su perfecto control de los partidos. Una de las selecciones mas jóvenes en la que se han doctorado jugadores como Cucurella, Mikel Merino -con su excelente gol- Fabían Ruiz, Dani Olmo, o los citados Nico y Lamine, por citar a los que tenían menos internacionalidades. En cuanto al seleccionador, la acertada frase de Luis de la Fuente: “voy a morir con estos jugadores”, ha sido la única estridencia de un técnico desconocido en el mundillo del fútbol de élite, pero que ha demostrado saber llevar a un combinado de veinticinco jugadores, con humildad, sin histrionismo ni enfrentamientos con la prensa.
En la semifinal contra Francia hemos podido apreciar cómo el equipo ha sabido sobreponerse al gol en contra y encerrar a su rival en su propia área hasta conseguir remontar con dos goles a cual mas difícil, pues si el zurdazo de Lamine es una obra de arte, los regates y el chut de Dani Olmo no se quedan atrás. Solo nos queda la final del domingo en Berlín, que espero sea el broche de oro de esta Eurocopa, con la victoria de España.