Relevos precipitados
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Relevos precipitados


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Íbamos a desviar nuestro comentario de hoy por otros derroteros pero la actualidad (relativa) manda por encima de todo. Y esta actualidad no es otra que el cambio de entrenador del Deportivo. Borja Jiménez ha “muerto”, ¡viva Óscar Cano! Como ocurre siempre en estos casos, cuando un técnico cae no pasan más de veinticuatro horas y ya está su sucesor dispuesto a tomar las riendas del equipo, lo que prueba que ya antes de cesar a uno se está en conversaciones con otros. Nada nuevo bajo el sol: el doble discurso de los directivos no ha empezado en el Deportivo ni finalizará en él. 
 

¿Y quién es Óscar Cano? Reconozco que no tenía ni idea de su existencia. Lógicamente, los especialistas que siguen las categorías inferiores (el Deportivo, ahora mismo, está en una de esas categorías) sí lo conocen. Al tiempo que escribo estas líneas estoy leyendo su currículum y observo que ya tiene un punto de veteranía (50 años) porque ya fue destituido en varias ocasiones por otros equipos. Ya sabe lo que hay, lo que no deja de ser una ventaja para afrontar su labor. 
 

Confieso que fui uno de los menos disconformes con otorgar a Borja Jiménez la oportunidad de comenzar su segunda temporada al frente del Deportivo. Por un partido no se podía condenar a nadie, y así se hizo. Ahora, el equipo deportivista no había arrancado bien (incluso parece peor que el del año pasado) y la directiva ha sucumbido a la tentación fácil y ha prescindido de los servicios del entrenador abulense. Ahora, la duda estriba en saber si este cese no es prematuro y puede abrir la puerta a otras precipitadas decisiones en caso de que las cosas no vayan por el camino esperado. 
 

Como saben nuestros lectores, somos seguidores de la Liga brasileña desde hace muchos años. Allí son muy aficionados a cesar al entrenador a las primeras de cambio. Pero, en un porcentaje altísimo (al menos las últimas temporadas) los equipos que más entrenadores cesan a lo largo de la competición suelen ser los que ocupan las últimas plazas de la clasificación.
 

Sin ir más lejos, esta dinámica parece que pudiera repetirse en la competición de este año. Los cuatro últimos de la clasificación son el Juventude (cuatro entrenadores utilizados), el Atlético Goianiense (otros cuatro), el Cuiabá (tres) y el Avaí (tan sólo dos). Y ninguno de ellos lo tiene nada bien para salvarse, aunque vuelvan a cambiar el entrenador.
 

Aunque ya no tenga remedio, ojo con los relevos precipitados.

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