Es comprensible entender que un entrenador luche en cada rueda de prensa por mantener su puesto de trabajo cuando las situaciones no sean las propicias para sus intereses. Pero el acontecer de las vivencias deportivistas sobrepasa cualquier visión de credulidad. La realidad es la que es. En puestos de descenso y con una nula capacidad de encarrilar el objetivo. Mala fortuna, arbitrajes, lesiones… Así podríamos seguir con las contrariedades expuestas para justificar el proceso.
Centrándome en el partido de Ponferrada, por ser el último y a medida que lo estaba viendo por la televisión, me asaltaba la interrogante de que a pesar de estar con diez jugadores, este Deportivo no tuviera capacidad para ofrecer algo más, no limitarse a encerrarse atrás sin buscar el objetivo de la portería contraria. Se presupone que es un equipo construido para el mayor reto de la categoría, por lo tanto, debería aportar armas, aún en la adversidad, que pusieran en riesgo al portero rival. Sólo se hizo cuando la desesperación sobrepasaba a todos y se culminó con la satisfacción del gol.
Deseo que ese empuje finalista sea el comienzo de una forma de actuar. Que la parsimonia de control central, con el que se convive constantemente, se cambie hacia una identidad ambiciosa. Lo demás son brindis al sol en las ruedas de prensa.
Punto y seguido. Quisiera trasladarles una reflexión que me llegaba de mi buen amigo Vicente, sobre el apoyo exterior que recibe este Deportivo: “…el problema actual es que el Club se está convirtiendo en un ente ‘histriónico’, en el que el aficionado está compitiendo entre sí para ver quién demuestra ser más del Depor y se olvidan de lo más importante, que es ganar. Para ello se necesita ser más crítico con el afán de mejorar. Creer que se es buen aficionado y seguro que lo hace con la mejor de la intenciones, por estar a las 00.30 horas en una cola para conseguir una entrada para Ponferrada, subirla a las redes sociales y decir que soy más del Depor que vosotros, resulta un error desde mi punto de vista.
En estos momentos, se necesita una respuesta de crítica responsable, que logre, de una vez por todas, que la estructura jerárquica asuma responsabilidades ante la presión social. Que nadie salga a la palestra para analizar o responsabilizarse de la situación actual, es realmente entristecedor. Hay que romper la depresión que nos invade y que lleva a buena parte de los aficionados a languidecer”.
Aquí queda esta reflexión, que como debe ser, algunos se verán identificados y otros no tanto y serán críticos, pero así es el debate de opiniones que engrandece nuestra sociedad.
Finalizo. Despertaba este lunes pasado con la noticia de que la Unión Europea prohibirá, a partir del 2030, los campos de fútbol que tengan caucho en su superficie. Según los técnicos, altamente contaminante. Es decir, actualmente el 95% de las instalaciones actuales. Lo primero que se me vino a la mente, es que íbamos a retrotraernos 30 años en el tiempo y donde los actuales ayuntamientos deberían hacer un verdadero trasvase a los campos de hierba natural. Ya veía yo a los concejales de deportes llevando el cortacésped de turno debajo del brazo para dejar las instalaciones en perfectas condiciones. A no ser que con la IA se encuentre una nueva fórmula que no contamine. Si no, los deportes que utilizan estas instalaciones van a tener un serio problema. Bueno, quedan 7 años para investigar. Que se pongan a ello.
Como siempre un placer