Sobrevolamos tiempos donde las visiones contrapuestas, son cada vez más evidentes entre la ciudadanía. Basta con tocar cualquier representación social o política, para darnos cuenta que el sentido de las cosas se aprecian de la forma más divergente.
No pretendo aquí, ni mucho menos, sentar cátedra en un análisis psicológico sobre nuestro entorno, simplemente arranco, desde esta visión, para buscar un paralelismo sobre lo que se desarrolla en la vida deportiva y social del Deportivo.
Amplio debate se desarrolla a diario sobre el devenir de los acontecimientos en los distintos medios de comunicación y entre la propia afición, pero escuchando a los integrantes de la primera plantilla y a su técnico en declaraciones post-partido, saco varias referencias que, por supuesto, me gusta compartir con ustedes. La primera es de sorpresa, pues recojo el guante y saco la conclusión de que no debimos estar en el mismo partido, podría ser. La segunda opción, es que un servidor este equivocado en sus apreciaciones, en su análisis y que realmente lo que trasladan los deportistas a sus aficionados sea la autentica realidad. Y por fin la tercera, que es donde más me afecta moralmente, entiendo que se nos toma por tontos. Y por esta última es por la cual más me inclino. Miren que le doy vueltas al tema y, desgraciadamente, siempre llego a la misma conclusión.
Con el máximo respeto personal, no doy crédito a lo que dicen, no puede ser que crean realmente en sus propias palabras. Se incorporaron a esta Entidad sabiendo donde se metían y con los retos asociados que se contraían. Nadie les engañó y sus emolumentos económicos así lo ratifican. Este Deportivo se encuentra situado en mitad de una clasificación de la tercera categoría nacional. Muy lamentable. Clasificatoriamente hablando, es el sexto equipo gallego.
Presenciarle un partido, significa toda una sinfonía a la incredulidad. ¿Qué puede seguir esperando el aficionado de todo esto?. Cuando el entorno cree que ya se tocó fondo, se da otro pasito más en falso y se pierde toda garantía de progreso.
Este año, los gestores supremos realizaron un vuelco total en la administración, renovación y limpieza. Cambio de consejeros, dando entrada a dos referentes deportivos, Bergantiños y Ballesta. Pues nada, desaparecidos en combate. Nadie da la cara ante la ingente afición blanquiazul.
¿Soluciones?. Si que las hay. Falta liderazgo a todos los niveles, pero desde hace muchos años. El sentimiento de transmisión es nulo y así, muy poco se puede generar. Demasiado profesionalismo mal entendido, se necesita bajar a la trinchera para hacer frente a una competición que se basa principalmente en un espíritu de lucha encomiable. Es urgente abrir las bandas como agua de mayo. La presencia en el último partido de Yeremay, así lo demostró. La ayuda de Mella puede ser significativa, pero se necesita apuntalar con un salto de calidad. Incorporar a un hombre gol, sé que no es fácil a estas alturas, resulta incuestionable.
La salida de determinados jugadores que, por la causa que fuese, no lograron asentarse, debe servir para dar paso a jugadores de la cantera con enorme proyección. O así nos lo venden y no lo pongo en duda.
El próximo fin de semana el choque ante el filial del Barcelona deber servir como punto de referencia. Para bien o para mal. Si el choque genera un cambio radical de posicionamiento, maravilloso. Pero de no ser así, sería muy necesario, una explosión en el proyecto. Y sintiéndolo mucho, empezando por su máximo responsable sobre el césped. Lo debe tener muy claro la cúpula, cuando se están dedicando a ratificarlo contundentemente en ámbitos planetarios, ya que los terrestres no deben existir o están desaparecidos.
Como siempre un placer
