Viendo la gran lista de tareas que tiene por delante y el rendimiento que han dado los actuales inquilinos de la posición en las últimas temporadas, es comprensible que Fernando Soriano se encuentre cómodo con lo que tiene en la portería. Con carencias identificadas en otras localizaciones del campo, nadie podría culpar al director deportivo blanquiazul por atreverse a afrontar la temporada con Helton Leite, Germán Parreño y Eric Puerto, al que él mismo firmó en enero de 2024 como apuesta de futuro tras la salida de Mackay.

En todo caso, el verano es largo y las planificaciones, por muy atadas que estén, son siempre susceptibles de sufrir alteraciones. Por voluntad propia o por influencia de terceros. Porque tampoco es difícil imaginar que a lo largo de alguna de las frenéticas semanas de julio y agosto, entre carpetas de entradas, salidas, centrales, delanteros… el director deportivo blanquiazul tome un segundo de reflexión para hacerse lo que a día de hoy se antoja como una pregunta más que incómoda: ¿De verdad tengo bien cubierta la portería?

La respuesta inmediata, en esa fracción de segundo en el que la cabeza se va a Helton, es afirmativa. El guardameta fue el mejor fichaje de la pasada temporada y su rendimiento sostenido defendiendo las redes deportivistas rozó, si no lo alcanzó, el sobresaliente. Cumple 35 años en noviembre y nada hace presagiar que sus prestaciones puedan sufrir un bajón. Quizá todo lo contrario, con un año más en el equipo y una adaptación que ha sido completa como él mismo aseguró.

¿Pero qué más hay detrás de la sombra del veterano guardameta? ¿Qué sería lo primero que se le pasaría por la cabeza al deportivismo y, sobre todo, a Antonio Hidalgo si el Dépor se encontrara de repente ante la situación de tener que afrontar un periodo largo de competición sin el brasileño? Esas son las cuestiones realmente incómodas a las que se enfrenta Soriano y que tendrá que responder antes o después para anticiparse y no verse en la obligación de buscar con la temporada en marcha una respuesta que quizá no sea la esperada. Y, lo que sería más peligroso, tener que encontrar una solución de urgencia.

En sus dos temporadas en A Coruña, Germán Parreño ha demostrado ser un profesional intachable. Lo fue durante el año del ascenso asumiendo la titularidad y demostró serlo también en el siempre complicado rol de portero suplente la temporada pasada. Ni una mala palabra, ni un gesto de desaprobación a pesar de tener que ver por segunda vez cómo perdía un puesto en Segunda División que él mismo se había ganado. Porque en Ibiza, con el que también subió al fútbol profesional, sufrió el mismo desenlace después de jugar una temporada completa y verse relegado a la suplencia por Fuzato. Curiosamente, otro arquero brasileño. Y eso sin reparar en las apuestas más jóvenes como Eric Puerto o Alberto Sánchez. El primero salió cedido a medio curso y no logró hacerse con la titularidad en el Marbella. El segundo, pese a su buen año en el Fabril, sigue siendo una incógnita en la élite.

Quizá no sea una prioridad. Desde luego no debe ser algo que le quite el sueño a Fernando Soriano. Pero desde luego convendría hacerse lo antes posible estas preguntas para no llevarse sustos luego.