Esta travesía por el desierto del primer equipo hace que se mire más a la cantera. Es lógico y es bueno para el club y sus futbolistas.
De hecho, la respuesta de la afición, la apuesta por el fútbol femenino y las categorías inferiores son algunos de los motivos de satisfacción que contrapesan estos años complicados.
El deportivismo conoce cada vez más a sus jóvenes talentos, los reclama en el primer equipo y los apoya como nunca.
Cuando los Deus, Dani Mallo, Amarelle o Xaco levantaron el primer título nacional de la cantera eran otros tiempos, cada vez más lejanos. No en el campo, pero sin duda en lo que lo rodea, era ‘otro fútbol’. También era el Depor otro en cuanto a potencial y rendimiento; era mayo de 1996 y el Superdepor comenzaba la transición hacia el equipo campeón de liga en 2000. Casi nada.
Los momentos son otros, para lo bueno y para lo malo. Como en todos los clubes, la cantera sale a borbotones en situaciones como las que atraviesa el Depor y luego, si se sigue trabajando bien, va dando frutos de manera continuada, que es de lo que se trata, o debería.