Ver la ciudad, el estadio, el deportivismo, este domingo pone la piel de gallina a cualquiera. Es tremendo lo de esta afición. Casi 29.000 almas en Riazor, con la mejor entrada histórica de la categoría, superando a campos de Primera con holgura, con un ambiente de gala, con las gargantas animando desde el primer al último minuto... Es un privilegio para el club tener esta masa social.
El Depor no es favorito, la temporada ha sido una montaña rusa, el entrenador lleva solo tres partidos, los dos mejores delanteros han sufrido lesiones tremendas, uno está de baja y otro buscando su mejor momento otra vez... Está claro que el ascenso es un objetivo que se puede alcanzar pero también que nos podemos dar otro batacazo ya el próximo domingo.
Pero independientemente de lo que suceda, de si se consigue o no volver al fútbol profesional, lo que queda patente, una vez más, es que mientras niñas y niños sigan haciendo el camino al estadio cada tarde de fútbol, habrá futuro para este club al que tanta gente quiere.