El partido del año, a nivel de clubes, se disputará mañana en el estadio de Wembley, gran escenario de todo para el fútbol británico y aun para el fútbol en general. Por categoría, no hay otro enfrentamiento más importante que la final de la Champions League (antigua Copa de Europa para los veteranos), a la que en esta ocasión llegan el Real Madrid (auténtico rey de la competición, con catorce ediciones conquistadas) y el Borussia de Dortmund (un título en su haber, en 1997).

Con respecto a este interesante partido hemos venido observando en todas las opiniones y tertulias oídas que hay dos corrientes muy definidas: el Madrid es favorito o el Madrid es muy, muy favorito (con goleada casi garantizada). La primera es una postura lógica, dado que el equipo blanco parece tener a priori mejores futbolistas que los alemanes y la corriente a favor. La segunda corresponde a aquellos que se declaran abiertamente anti-madridistas y que creen que aireando su opinión con fuerza van a conseguir el efecto contrario y, posteriormente, una reacción de gran decepción que es, a la larga, lo que buscan.

Tratando de ser mínimamente objetivos, el Real Madrid parece favorito pero el Dortmund no ha llegado a la final por casualidad, como se dice siempre. Sin ir más lejos, haber eliminado al Paris Saint Germain en semifinales le ha reforzado notablemente porque, además, el pase a la final fue con cierta holgura exceptuando los últimos quince minutos en el campo francés. 

No cabe duda que por nombres, por fama y hasta por dinero el Real Madrid es muy superior pero la historia del fútbol está llena de ocasiones en que se ha dado la vuelta al pronóstico. Y se nos vienen a la cabeza, a la vez, los dos más conocidos ‘Maracanazos’: el original, allá por 1950, con la victoria de Uruguay ante Brasil, y el ‘menor’, aquella extraordinaria victoria del Deportivo en el Santiago Bernabéu para conquistar la Copa del Rey, en el año 2002.

Naturalmente, otro partido del año tendrá lugar dentro de mes y medio, cuando se celebre la final de la Eurocopa de Naciones. Pero esa es ya una competición de selecciones nacionales, que tiene otra dimensión y para la que todavía se están calentando motores porque su protagonismo llegará en cuanto finalice el ‘partido del año’ al que nos estamos refiriendo en el presente artículo que en la edición de hoy publicamos.

Para los aficionados, lo importante es que su equipo favorito consiga la victoria pero a todos les gustaría que hubiera un buen espectáculo y que las celebraciones transcurrieran dentro del respeto al contrario y el buen comportamiento propio. Así lo esperamos y deseamos.