Los más de 20.000 espectadores que ayer acudieron al estadio de Riazor justo después de comer no tuvieron la digestión soñada. Es más, a alguno seguro que se le atragantó el tempranero gol del Eldense, que puso una vez más el partido cuesta arriba. Menos mal que la conexión entre Lucas y Bouldini funcionó unos minutos después. Pero el empate supo a poco.
El Dépor sigue con esa media insuficiente de sumar un punto por partido. Jornada a jornada, la dureza de la Segunda División sale a relucir, sea en casa o a domicilio. Riazor todavía no es ese deseado fortín que permita al equipo catapultarse hacia posiciones más elevadas.
Con todo, no queda otra que seguir trabajando y hacer todo lo posible para que la pelotita acabe entrando. Y es que, por el momento, la ‘manita’ en Albacete sigue siendo una excepción, solo un diez por ciento en el global de las jornadas ya disputadas.
Y a la afición le pido que siga apoyando al equipo. Parece que el número de personas que asisten al campo ha menguado con respecto a los últimos partidos de la pasada campaña. Se puede comprender porque el tramo final de la presencia del Dépor en la Primera Federación supuso un subidón para todo el mundo. Pero ahora el equipo también necesita un campo lleno. Porque para que llegue a buen puerto la ilusionante aventura que empezó este verano ya por fin en una competición profesional hará falta el esfuerzo de todos.