Helton Leite se marcha y la situación no deja de ser un fastidio para el Deportivo, que estaba enfrascado en otros menesteres del mercado y ahora tiene que enfocar una cuestión que no es precisamente menor, la de encontrar un guardián que le ponga cemento a una portería desde la que se quiere pelear por el ascenso. En un equipo que tiene que trabajar bien el mercado para resolver cuestiones pendientes en ambas áreas, agregar la búsqueda de un portero solvente es un engorro. También una oportunidad. Parece evidente que, por eso que ahora se denomina edadismo y que en el fútbol es una evidencia, Helton no iba a tener un largo recorrido en la meta deportivista. Así que la cuestión debía de afrontarse sin excesivas demoras. El caso, aquí y ahora, es no fallar.
No lo hizo Fernando Soriano cuando hace un año sorprendió con un fichaje que arqueó varias cejas. Helton deja vitola de excelente guardameta. Ha ganado más puntos para el Deportivo que los que ha cedido, portero en algunos aspectos extraño, un tallo de casi dos metros con problemas para imponerse en el juego aéreo, pero felino por bajo y con cierta capacidad para desenvolverse en el mano a mano. De puertas hacia adentro su comportamiento ha sido intachable. El tipo además, ya maduro, se había integrado perfectamente en un nuevo entorno.
Que el Fortaleza, con la renovada pujanza del fútbol brasileño y en un complicado momento futbolístico que no hace honor a su nombre, haya reparado en él no resulta extraño. Y que el periplo del jugador en A Coruña se salde con el rendimiento ofrecido la pasada campaña y una plusvalía de un millón de euros solo cabe entenderlo como un excelente negocio. Y de eso va también el fútbol, de comprar bien y vender aún mejor.
La pequeña crisis abierta con el pago de la cláusula que abonará el Fortaleza en LaLiga abunda en la necesidad de disponer de direcciones deportivas solventes que ofrezcan soluciones inmediatas a problemas inopinados. Otros ya parecen endémicos y sin que se atisbe una solución efectiva. Por ejemplo la búsqueda de un delantero que marque goles en Segunda División es algo así como la del santo grial balompédico en la categoría.
Quizás el Fortaleza nos esté ofreciendo una pista para encontrar la solución. Y ahora que se cumplen veinte años de la llegada de Joaquín Caparrós al Deportivo es un buen momento para parafrasearlos y concluir que todo, ya lo demuestran los brasileños, es cuestión de poner “er taco”. Y es así: por un delantero de garantías (por más que al final lo más probable es que vengan dos, ya me quedo contento con apenas uno y bueno), lo caro puede salir bien barato. Pero hay que asegurar bien el tiro y poner los cuartos, que ya han quedado claro que no son un problema invertir en otras posiciones, en reclutar un atacante que marque diferencias y pueda nutrirse del caudal que ofensivo que genera el equipo con sus talentosos mediapuntas. No parece que tipos como Bouldini vayan a ser capaces de lograrlo. Sí, lo fichó Soriano tras esperar hasta el final del mercado.
Y si a todo ello contribuye el dinero que deje la operación por Helton, bienvenida sea. Ya solo quedaría darle las gracias y desearle mucha suerte.