Se me hace muy complicado afrontar este artículo después de la derrota ante el Bilbao Basket que consumó el descenso del Básquet Coruña. Para algunos que dedicamos parte de nuestra vida al baloncesto, era nuestro juguete.
Era una suerte para mí, a los 70 años, disfrutar de nuestro equipo en la ACB, en un recinto modélico como es el Coliseum repleto de coruñeses alegres y orgullosos. Pero el descenso se fue cocinado desde el 7 de diciembre dAe 2024, con el cambio de Consejo de Administración. Estábamos acostumbrados al anterior, que lideraba, tomaba decisiones –unas acertadas, otras no tanto–, pero era gente consecuente, y con humildad y austeridad fueron capaces de crecer deportivamente y poner al club en la ACB. Nos dieron un juguete que nos llenaba de satisfacción e ilusión y nos iluminaba la vida.
El Consejo anterior se encontró con piedras en el camino, que con decisiones fue apartando para entregar al club a una nueva administración, con presupuesto cubierto, organigrama y previsión de superávit a final de temporada, pasase lo que pasase. También se encontró piedras el nuevo Consejo, pero no ha habido decisiones, ni un rastrillo para separarlas, ni liderazgo. Todas sus decisiones están puestas, de momento, en trabajar en una ampliación de capital como algo importantísimo y fundamental. Ampliación que no se contempla ni necesaria ni obligatoria en este momento. A menos que haya intereses ocultos.
Dice De Amallo que hay que respetar a los anteriores accionistas dando su justo valor a las acciones que poseen. Este señor desconoce la historia de este club, donde la generosidad ha imperado siempre. Nunca ha habido intereses particulares ni de poder que marcasen el camino. La primera directiva tomó la decisión de dejarlo en bloque y entregó el club con 10 millones en el banco, local social en propiedad, patrocinador y convenios de colaboración con distintas empresas e instituciones.
Y así ha sido sucesivamente el pase de unas directivas a otras. Fueron traspasando el club sin nada a cambio. ¿Qué subterfugio esconde tanto interés en favorecer a los accionistas actuales? El club nació para ser de todos; lo dice uno de los que inició su fundación. Aporto una sugerencia: ya que el interés es que sean accionistas el mayor número posible de personas, que se mantenga el precio de las participaciones en los 50 euros de las anteriores (y para que nadie tenga poder absoluto, pongan un tope de 30 por persona, y evitar así el riesgo de que el club quede en manos de dos o tres accionistas interesados).
Hay que esperar que, como bien dijo Epi tras el partido de Bilbao, “el club esté preparado para tomar las mejores decisiones posibles”. ¿Está preparado el Consejo? Por lo visto hasta la fecha, no. Ahora llega el momento de tomar decisiones en cascada, y todas tienen que estar dentro de una planificación. El Básquet Coruña es una entidad deportiva profesional con el apoyo, a día de hoy, de 8.000 coruñeses. Y cada uno que no siga habrá que sumárselo al debe de este Consejo. Por no haber aportado decisiones que ilusionen a continuar apoyando este proyecto. Y el ‘rebote’ se puede producir más tarde que pronto. Recordemos que el único se produjo 55 años después. Si las decisiones de continuidad de jugadores y staff técnico no llegan con premura... Largo, muy largo me fiáis dicho ‘rebote’.