Normalmente intento ser optimista, aunque después de presenciar en Riazor el partido contra el Osasuna Promesas he perdido un poco la esperanza. De todas formas, me reconforta comprobar que, a pesar de todos los puntos que se han quedado por el camino, el Depor sólo está a nueve del primero, un puesto que, por lo visto en las últimas jornadas, parece rotatorio.
Cuando ningún equipo da ese salto hacia un liderato sólido y duradero, ahí tiene que aparecer el tapado, el que no ha destacado, para dar el hachazo definitivo. Para el equipo de Imanol Idiakez son tres jornadas de desventaja, una distancia perfectamente salvable si la plantilla se pone de una vez las pilas.
Por un momento pensaba que estaba escribiendo un cuento... Es lo que pasa cuando el equipo no ha mostrado capacidad de reacción. Una pena, porque hay que actuar cuanto antes, no sea que a algún rival se le ‘ocurra’ encadenar una racha de victorias y se escape. Veremos qué sucede. De momento, a la vuelta de la esquina espera un complicado Barça Atlètic.