Se vendió el pescado y cada uno ya sabe el camino que tiene que recorrer en estos próximos cuatro años. Las pasadas elecciones al Parlamento gallego, como no podía ser de otra forma, dejaron a cada uno en el sitio que el pueblo gallego dispuso. Unos ganaron y otros se buscan la fórmula para perder “poco”.
Tras toda esta vorágine de recuentos y demás movimientos democráticos para elegir al ‘jefe’, políticamente hablando, es hora de que centremos la cuestión y que no es otra que el deporte y su gestión pública.
No hace mucho tiempo les trasladaba que este nuestro país, necesitaba un salto cualitativo y cuantitativo en política deportiva. Llevamos muchos años navegando sin un rumbo que propicie un salto de calidad. Por supuesto que se hacen cosas, faltaría más, pero todas ellas diluidas en actuaciones que bien podríamos haberlas manejado hace 20 años.
Falta ambición para generar nuevas expectativas. Todo tiene su tiempo y es necesario reciclar a las personas que rigen los destinos. La renovación de cargos va emparentada a nuevas visiones para afrontar nuevos retos.
Si nos conformamos con los 120€ que la administración, en periodo electoral, aportó a los deportistas para mitigar sus necesidades, apañados vamos. Tanto el deporte de base, como el de élite, se deben mover en constante progresión para alcanzar objetivos de madurez propios de los tiempos que nos abarcan.
Espero y deseo que el Sr. Rueda sepa dar ese giro institucional y escoja a la persona idónea que pueda llevar el peso del deporte gallego.
Estar por estar en el cargo solo proporciona desidia y desinterés. El deporte gallego bien merece otro trato por el partido del gobierno.
Cambio de tercio. No me estaba gustando lo que este Deportivo me ofrecía en la primera parte del choque ante el Talavera. Lo comentaba con mis ‘compis’ de asiento, tenía sensaciones de tiempos pasados. Pero es obvio que el equipo ya no es el mismo, en el momento en que el rival cedió, por diversos motivos, en la presión, los blanquiazules mostraron poderío de líder.
Cada partido se debe afrontar como una final y éstas hay que saberlas jugar. Hoy en día, para cualquier equipo de la categoría, enfrentarse al Deportivo representa un verdadero dolor de muelas y es difícil mantener el ritmo los noventa minutos de juego.
Ir a por el título en juego, a estas alturas, no permite bajar la guardia en ningún momento. El siguiente paso se centra en Pamplona ante el filial del Osasuna, otro peldaño al que hay que hacerle frente con la mejor de las actitudes.
Finalizo. Qué decir del ínclito Tino Saqués. Haciendo méritos para entrar en la gloria ejecutiva o en el libro de los récords. De verdad… me genera vergüenza ajena. Sé qué es el dueño y hará lo que más conveniente crea para gestionar su capricho y mientras que existan entrenadores que le sigan el juego, la historia continuará. El fútbol también tiene estas cosas.
Como siempre un placer.
