Habitualmente censuramos, casi siempre con razón, el desenvolvimiento de nuestro entorno social. Sanidad, justicia, clase política… pero, en el fondo, no entramos en que nuestra sociedad, en general, la hacemos cuestionable de por sí.
Entro en el caliente tema del “Barcagate”. Hace años un veterano periodista deportivo me dijo: “El fútbol es como la vida misma, sólo que en estéreo”. Y qué razón tenía. El tema “Negreira” acapara la atención mediática de las últimas semanas. Si no fuera por su gravedad, a primera vista parecería un asunto relacionado con las historietas de Mortadelo y Filemón. Que una entidad como el F.C. Barcelona abone, sistemáticamente, una cantidad de dinero (6,6 millones de euros) a través de transferencias bancarias, utilizando siete empresas paralelas, al vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros, es auténticamente una “pardillada muy golfa”.
Inicialmente, para justificar tal desembolso, se habló de que eran pagos como contrapartida a informes de jugadores y características de los colegiados designados para cada choque. Pero ahora ya se oyen otras “sintonías” que indican por dónde van los tiros: “Pagamos en defensa propia”. Justificación, esta última, facilitada por ex presidentes implicados.
Una vez que la Fiscalía toma cartas en el asunto, las variantes comienzan a canalizarse. Como suele pasar en estos casos cada uno de los implicados, mira por sus propios intereses personales. Hay juristas que se pronuncian, ante la denuncia interpuesta, que en ella no se logra presentar ninguna prueba fehaciente donde se demuestre el posible soborno o compra de partidos y que es muy difícil que pueda prosperar en ese sentido. Por lo tanto y a la espera de nuevos acontecimientos, veo muy complicado que en España se pueda hincar el diente a este escandaloso proceso. Ya se sabe, además, que el Barcelona es más que un Club y sus ramificaciones son intangibles.
Pero a nivel UEFA y FIFA las cosas pueden variar. Hay antecedentes, donde no les tembló el pulso, a la hora de tomar duras medidas para sancionar graves irregularidades. Intuyo que por ahí irán los tiros del desenlace final, que entre recursos y contra recursos el tema se dilatará en el tiempo. Pero mientras, la Liga española estará en tela de juicio persistentemente y ya no digamos el propio Club catalán, siempre en duda, pero ya se sabe lo que tiene jugar a Mortadelo y Filemón.
Cambio de tercio. La pasada semana les transmitía la necesidad de concentrarse en la fe, para hacerle frente a la singladura de este Deportivo de nuestros días. Tras el partido ante el Castilla, quedó claro que todo está cogido con pinzas y por lo tanto, solo queda rezar y mantener activo el espíritu divino. A los que no procesen ese sentimiento, habrá que pedirles que arrimen el hombro y se unan, aunque sea hasta el final del campeonato. Todo esfuerzo es poco si alcanzamos la gloria del ascenso. Amén.
Punto y seguido. No hay como estar en campaña pre electoral. La alcaldesa anda repartiendo juego, contentando, “en horario de cierre”, a unos y a otros. Por lo menos se acordó de la Federación de Peñas Deportivista, al concederles una ubicación para su sede. Bien merecido se lo tenían, ya que realizan una labor altamente encomiable y no siempre reconocida. Ahora con local, sentidiño y capacitación se debe dar un salto de calidad organizativo. No dudo que así será.
Finalizo. Atentos a lo sucedido en la Premier League: Sancionado con tres años sin entrar en un estadio por insultar, en redes sociales, a un jugador. Tomemos nota.
Como siempre un placer