En la biblioteca de publicaciones deportivistas figura en lugar preferencial un mítico cómic publicado en los años noventa. No son pocos los aficionados que lo guardan con cariño. Lo que quizás no sepan es la historia que hay tras su confección.
Aquella aventura editorial fue posible gracias al guión de un deportivista de amplio recorrido en el ámbito político, concejal años después con responsabilidades de gobierno en María Pita. Hoy, ya retirado, recuerda con agrado como trabajó codo a codo con un periodista al que el tiempo y la profesión llevó a instalarse a Vigo. El hombre en cuestión tenía buena mano no sólo para escribir sino también para dibujar. Pero no tenía ni idea de fútbol. Así que el guionista le llevó dos veces a Riazor para que entendiese quien era Bebeto. Y buen que lo pintó.
