No voy a cambiar de chaqueta. No voy a desdecirme. No me voy a llevar la contraria a mi mismo. El Deportivo de Granada me gustó. Vertical, por veces intenso, buscando la portería rival. Marcando 3 goles, que no está nada mal y haciendo una jugada preciosa para conseguir el primero. En estas mismas páginas escribí que era bueno que disfrutáramos del resultado. Que esos 3 puntos ya nadie nos los puede quitar. Que empezar ganando, fuera de casa, además, era algo estupendo, pero… que no nos volviéramos locos porque enfrente estaba un equipo con una falta alarmante de fichas y por lo tanto de efectivos. Que los nazaríes jugaron con un conjunto titular en el que 5 o 6 jugadores no tenían ni 24 años. Que en el banquillo se sentaron un portero, Insua (que ya no está) y 4 chavales del filial. Cuando puedes anotar en acta 23 efectivos los rojiblancos se quedaron en 16. Circunstancias todas ellas que no son definitivas pero que ayudan al contrario que aquel sábado era el Deportivo de La Coruña.
Los nuevos en Los Cármenes me gustaron. Sinceramente. Loureiro, Comas, Grajera y sobre todo, Luismi Cruz. Y que el buen hacer de alguien casi inédito hasta entonces como Escudero también nos podría venir bien.
En otro artículo anterior hablé de la ‘Yeremaydependencia’ que podría tener este grupo si no llegaba un delantero de los de toda la vida. Virtuoso como Tristan, o veloz y con buena pegada como Makaay, o torpón como Pauleta. Pero en definitiva uno que, salvando las diferencias con los anteriores, goleara. Teníamos uno que se fue en enero de este año y que es tontería darle más vueltas al tema. Un delantero goleador. Que las enchufe, que nos podamos descargar en varios partidos en él. Que, aunque el juego del equipo no sea brillante llegue ese jugador y te arregle la tarde.
Ayer, más de lo mismo. Contra un rival cuya virtud únicamente fue estar ordenado sobre el terreno de juego y poco más, nos costó jugar. Bueno, es que no jugamos. Ni un pimiento. Un empate justo en Riazor que vuelve a ser nuestro talón de Aquiles al menos, en el debut esta temporada después de que el año pasado en casa ganáramos menos que fuera. Lejos de Riazor vencimos en 7 partidos por 6 en el feudo coruñés. Lejos metimos 30 goles por 27 en casa. Vamos, que Riazor parecía el campo rival. Y eso, coincidíamos todos, tenía que cambiar. De hecho, creo firmemente que cambiará. Pero el domingo no lo hizo.
Yeremay desapareció. A Soriano lo anularon. Gragera ausente. Y Cruz desasistido y el equipo estuvo muy lejos del Deportivo que todos queremos.
No sé qué tipo de jugadores hay que traer. Pero está claro que los que vienen últimamente tardan demasiado en acoplarse. Sobre todo en Riazor. Tal vez porque este estadio no es un campo cualquiera y ayer con 26.000 espectadores en las gradas, y sensación visual de lleno, impresiona. Esta jornada hubo 25.000 seguidores en Málaga. Aparte: 13.000 en Zaragoza, 11.000 en Castellón, 10.000 en León, 9.000 en Leganés y menos de 5.000 en Miranda, en Ceuta, y en Eibar. Si en lunes llenan (cosa que no va a pasar) en Albacete o en Córdoba no pasarán de 20.000.
Creo que lo de la grada es un aspecto a tener en cuenta. Sobre todo, que se conciencien los jugadores. La grada no es de Segunda División. Es de Primera. Sin duda.
Próxima oportunidad de satisfacer a la parroquia blanquiazul el sábado 6, a las 16.15 contra el Sporting. Ahí es nada. Por cierto, confío que, para el partido de vuelta en marzo, se juegue también el sábado 28 de marzo a las 16.15 en El Molinón, que sería fantástico para un desplazamiento multitudinario de deportivistas.