La llegada de Lucas Pérez al Deportivo ha sido como una catarsis, ha ejercido un efecto liberador del pesimismo que afectaba a la plantilla y a los aficionados, que veían cómo el equipo se debatía en terreno de nadie, sin concretar sus aspiraciones, aunque éstas fueran en cualquier momento de la temporada las mismas, porque no pueden ser otras.
Lógicamente, no conocemos al detalle las características de la operación de Lucas pero lo cierto es que si alguien pretendía insuflar optimismo –ese del que ya había hablado el entrenador a su llegada a Riazor y que no había cuajado del todo–, el acierto en la incorporación del delantero ha sido total.
No se puede hablar más y mejor de la trayectoria de Lucas en su reincorporación que lo que dicen las cifras: tres partidos, cuatro goles conseguidos. Y lo que ha representado su presencia para la recuperación anímica de un grupo que tenía –y sigue teniendo– una presión muy grande. Porque la presión no es solamente la obligación de ganar todos los partidos sino la influencia activa y pasiva que ejercen esos más de veinticuatro mil socios del Deportivo, que están siempre presentes asistan o no a los partidos de Riazor.
Pero, bueno, tampoco seamos tan trascendentes a estas alturas de la competición. Cuatro puntos de diferencia lleva el líder y esa es una desventaja que en toda una segunda vuelta se puede catalogar como superable. Lo importante, ya se sabe, es que el “refuerzo de lujo” se integre en el grupo –parece que todos han cedido voluntariamente los galones al de Monelos– y parece que ese objetivo tan importante está en vías de ser conseguido.
Hemos leído días atrás que el Deportivo es el líder en cuanto a la consecución de puntos en su estadio, con alguna diferencia frente a los siguientes. Pero la asignatura pendiente del grupo blanquiazul está fuera de Riazor, donde hasta ahora (con Lucas Pérez) ha jugado una sola vez y ha perdido, bien es verdad que durante más de media hora con un jugador menos. Pero la solidez fuera de casa deja bastante que desear y ese ha de ser el punto fundamental que debe trabajar el entrenador. Si por añadidura se presentan destellos de varios jugadores (no sólo de Lucas), pues bienvenidos sean. Siempre se ha dicho que un buen futbolista hace mejores a los que lo rodean. Este puede ser perfectamente otro caso, que ya parece haber contagiado a su llegada sus ganas y su optimismo a todos, incluidos los directivos. Y eso es mucho avanzar.
