OPINIÓN | Lloramos porque se acabó y porque sucedió
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OPINIÓN | Lloramos porque se acabó y porque sucedió

OPINIÓN | Lloramos porque se  acabó y porque sucedió

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Lloramos porque hasta aquí llegó el sueño y este viernes se termina. Lloramos por la falta de decisiones. Todo en esta vida tiene una explicación, pero no puede ser una justificación. El 17 del diciembre hubo un cambio de Consejo y se produjo un vacío de gestión. No podemos decir quién se equivocó más, si el nuevo Consejo de Administración o la dirección deportiva. O los dos.


El fichaje de Figueroa no funcionó. Se marchó el 24 de diciembre y no se le encontró un sustituto hasta el 8 de febrero. Llegó Núñez, que poco jugó y casi nada aportó, muy limitado para la ACB. ¿Quién lo fichó? La dirección deportiva se equivocó.


Lima se rompió el 7 de diciembre y no se le reemplazó hasta pasados tres meses. Llegó Silins, un cumplidor con la dualidad de jugar al ‘4’ y al ‘5’, pero solo para doce partidos.


Antes aterrizó Heurtel, buen jugador, pero el equipo se encontró con cuatro bases y cuatro ‘cincos’, aunque sin un ‘3’ y con una rotación desequilibrada. Seguimos llorando tras las lesiones de Thompkins y Heurtel. Sucedió que la directiva decidió no fichar a nadie por consejo de la dirección deportiva.


Lloramos porque sucedieron las declaraciones del presidente poniendo en duda al técnico con contrato para la temporada 2025-26. Seguimos llorando porque se filtró la llegada de un entrenador bajo una campaña de afines con la participación de la dirección deportiva, una falta de discreción y deslealtad hacia Diego Epifanio, con la temporada sin terminar y contrato por un año más.


No seré yo el que dé su nombre por respeto, pero ante la situación creada le invitaría a que se lo pensara ya que entrar de esta manera puede tener consecuencias para él. Le llamaré el ‘patrocinado’. Comparemos su trayectoria con la de Epi entre 2013 y 2025.


El ‘patrocinado’ ejerció como entrenador ayudante en la ACB durante seis temporadas, de las cuales participó en tres descensos. Fue entrenador principal otros seis cursos en LEB Oro con discretos resultados: 13º, 13º, 17º, 11º y 7º, además de participar en un descenso y siendo cesado esta misma campaña con cero victorias.


Veamos la trayectoria de Epi en estos últimos doce años: nueve temporadas en LEB Oro, dos como segundo entrenador y el resto como jefe. Los resultados hablan solos: 3º, 1º, 3º, 8º, 1º, 2º, 3º y 1º, siempre en la cabeza de la clasificación y siendo partícipe en cinco ascensos. En la ACB terminó 14º, 11º y 18º, esta última la de su único descenso, con el Básquet Coruña.


En esta profesión no se mira si tienes más o menos conocimientos, se mira al ganador. Todos los entrenadores profesionales saben que su sueldo es ganar y sus buenos resultados configuran un currículum que les da el contrato del año siguiente. La diferencia está que el mejor de los dos tiene contrato con el Básquet Coruña hasta 2026 y si queremos mantener la ilusión necesitamos a Epi.


Lloramos por lo que sucedió con la dirección deportiva, cargada de luces y sombras. No había experiencia en el baloncesto actual y no se puede pretender acertar en los fichajes cuando se hacen por Whatsapp, teléfono o highlights.


Este departamento requiere un presupuesto que le permita viajar a try-outs, ligas de verano, campus de perfeccionamiento para conocer in situ a los jugadores y tener una base de datos actualizada en caso de cualquier contingencia o necesidad. Y no ponerse a buscar cuando suceden. Conviene mirar con qué velocidad tomaron las decisiones y solucionaron sus problemas en Lleida, Girona, Andorra, Bilbao, Lugo o Granada. Aquí llegamos tarde.


Los cestos se hacen con buenos mimbres, si no, se rompen. Desconozco las acciones que poseen el Consejo y los nuevos consejeros, pero los accionistas deberían mostrar su opinión sobre la continuidad de Epi.


El Consejo anterior, de forma muy inteligente y previsora, le renovó por dos años. Uno, por el ascenso, y el segundo, para tener al mejor entrenador de segunda división en caso de descenso y así poder luchar otra vez por el ascenso. Los inventos, con gaseosa y nocturnidad.


Es el momento de pensar en el club y no en intereses particulares que nos abocarán al precipicio. La caridad, bien entendida, empieza por uno mismo.

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