La hora de la verdad
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La hora de la verdad


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Prácticamente todas las ligas europeas están dispuestas para el comienzo de la próxima temporada, que va a ser un tanto irregular e inhabitual dada la celebración del Mundial de Qatar durante los meses de noviembre y diciembre. Incluso están a punto de salir algunos calendarios, con la lógica adaptación a las nuevas fechas.


Aquí, en España, las competiciones están todavía lejos de completarse, hasta el sorteo del día 23. Naturalmente, también las categorías inferiores, incluyendo la Segunda División “A”, en la que, con un poco de suerte, podría militar el Deportivo.


Y para el Deportivo llegó la hora de la verdad e incluso podríamos decir que también para la ciudad. Porque La Coruña no está atravesando, ni mucho menos, el mejor momento de su historia con una falta de liderazgo, de ambiciones y proyectos que la están rezagando hasta límites insospechados que hace tan sólo unos pocos años no se hubieran creído. Pero centrémonos en el aspecto deportivo-futbolístico del momento, que no es otro que ese partido decisivo que se jugará mañana entre el Deportivo y el Albacete.


El primer recuerdo que se nos viene a la mente de los enfrentamientos entre coruñeses y manchegos es aquella victoria por 5-0 en Riazor, con aquellos cinco goles de Bebeto, cifra recién igualada estos días por Messi por primera vez (Pelé marcó cinco goles en seis ocasiones y ocho en una). Pero nada de lo relatado tiene que ver con la realidad del partido de mañana, en el que ambos equipos (también el Albacete) se juegan el ascenso en noventa minutos.


Una vez frustrada la opción del ascenso directo, no logrando el primer puesto del grupo, esta situación es la que cualquier aficionado deportivista hubiera deseado porque incluso le valen al Deportivo dos de los tres resultados posibles. La historia está llena de todo tipo de recuerdos en Riazor tras partidos decisivos. No vamos a rememorarlos ahora con detalle, pero la incertidumbre está ahí y el resultado no lo garantiza nadie, menos en un deporte como el fútbol, que es un saco de sorpresas.


Lo único que resta por decir es que el Deportivo tiene una ocasión de oro en la mano y que, como hemos venido diciendo las últimas semanas, se juega algo más que el propio ascenso. Desde luego, los máximos interesados en subir a Segunda División “A” son los propios jugadores, amén de los sufridos aficionados. De ahí que, se quiera o no, el dominio de la situación y de los nervios juegue un papel decisivo. Como se suele decir en estos casos, que Dios reparta suerte.

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