El Consejo de Administración del Deportivo, con inicio del año, acaba de pegar un golpe de efecto que hizo tambalear la información deportiva y en consecuencia a sus seguidores. La sorprendente incorporación de Lucas Pérez debe suponer un salto de calidad. Digo lo de sorprendente pues que a estas alturas un jugador, por voluntad propia y poniendo dinero de su bolsillo, descienda desde el cielo de la Primera División al infierno de la Primera Federación, es digno de realce y algo más.
Pero todos los que conocemos, más o menos, este engranaje, sabemos que el fútbol es muy injusto y traicionero. Lucas no va a ser la panacea definitiva, va a ayudar seguro y mucho, pero el equipo tendrá que apretar las clavijas y fortalecerse.
La afición está ansiosa de alegrías, así lo refrendaron en su presentación y estoy seguro que el próximo domingo completarán el mejor aforo de la temporada en Riazor. Para mirarse al espejo en el discurrir de la liga, tenemos el fiel reflejo de la temporada pasada con el Racing de Santander. Paralelismos similares que, ojalá, finalicen de la misma forma.
Cambio de tercio. Está claro que celebrar competición profesional en tiempo navideño significa gran afluencia de aficionados en las gradas. El ejemplo más espectacular se da en la Premier. Por aquí, gracias a la celebración del Mundial, tenemos alguna jornada por el medio, por lo que tanto unos como los protagonistas en los despachos, deberían replantearse actitudes y posicionamientos.
Siguiendo paralelismo. Nuestros estimados dirigentes deportivos deben entender que los deportistas llamados de base no entrenan en determinadas fechas festivas, por lo que no ponen a su disposición las instalaciones. Imagino que el tema de convenios de los trabajadores será el arma donde se cobijen para lavarse las manos, pero ante eso hay que buscar soluciones y además contundentes. No se puede dejar a la gente tirada sin ningún tipo de responsabilidad. No quiero, ni mucho menos, atentar contra los derechos de los profesionales que están día a día cubriendo las necesidades de las instalaciones, simplemente digo que se contrate el personal necesario.
Finalizo con Arabia Saudí. Cristiano, con la vista puesta en su jubilación anticipada, fichó por el Al-Nassr. Se habla de 200 millones de euros de nomina, convirtiéndose en el jugador mejor pagado del mundo. Traslado mi preocupación por el resto de la plantilla, donde hay un español, Álvaro González. A ver quién se atreve a no pasársela y ya no digo nada si marcan un gol. Nada de celebrarlo. Aquí recuperamos la frase: “Todos para uno…”, dejando la segunda parte para otra ocasión.
Como siempre un placer.