Días pasados pasaba por mis manos una entrevista a Jordi Évole, ya se sabe que para gustos se pintan colores, pero actualmente representa a uno de los comunicadores más activos en el concierto nacional. Con una clara tendencia a una visión ‘progresista’, resulta incipiente y sobre todo ágil en el difícil arte de transmitir.

¿Y por qué les saco a colación esta referencia en una página deportiva? Pues porque curiosamente sus inicios se canalizaron a través de la información deportiva. Siempre fui de la idea de que el trabajo informativo deportivo, posibilitaba un plus de capacidad para seguir creciendo en la dinámica.  

Évole comenzó como comunicador en Radio Barcelona, trasmitiendo partidos de regional en el programa Carrusel Cataluña. Sus análisis de esa etapa, la asumía como un inmenso proceso de aprendizaje: “Recuerdo que tenías que buscarte la vida y espabilar porque estabas solo e igual no había ni teléfono en el campo y tenias que salir para cantar los goles, te ibas con el 1-0 y cuando volvías el partido iba 3-1. El periodismo deportivo es de las mejores escuelas que ofrece esta profesión en cuanto a ganar una cierta pillería que este oficio necesita”.

Otra de las secuencias que recupero es cuando evoca la grandeza de lo que es realmente el fútbol: “No hay ninguna expresión artística que me genere el delirio que me pueda provocar un gol. Se dirá que soy ignorante pero no voy a ir a un museo y me voy a poner de rodillas delante de un cuadro. Eso mismo si lo he hecho unas cuantas veces delante de un televisor, tanto con el Barcelona como con la Selección”.

Todas estas líneas expuestas, permítanmelo así, me sirven para reivindicar esta querida profesión.

Y es que la prensa deportiva es sinónimo de capacidad en la transmisión de estímulos que influyen y mucho, en el discurrir de nuestra sociedad.

Cambio de tercio. En menudo ‘follón’ estamos metidos con este Deportivo de nuestras vidas. Por mucho que se desee una reacción que posibilite un cambio de rumbo, las adversidades se acumulan y lo impiden. Desgraciadamente tendremos que vivir la realidad.

El ascenso directo, matemáticamente no, pero es muy difícil alcanzarlo. Queda la promoción y para ello hay que ir preparándola. Recuperar sensaciones de estabilidad.

El varapalo anímico de Córdoba se suma a la insólita actuación del colegiado de turno. La resolución a la acción del jugador cordobés sobre Quiles, es todo un escarnio interpretativo por parte del trencilla. Resulta difícil de digerir.

Pero más de una vez lo expuse…  Como en la vida, es necesario tener jerarquía para poder afrontar situaciones e intuyo que el gobierno deportivista pinta muy poquito en los cauces gestores del fútbol español. ¡Una peniña!

Como siempre un placer.