Han pasado ya unos cuantos días y no se trata de un acontecimiento de la actualidad, pero nos gustaría volver sobre ello. Estamos hablando del suceso ocurrido el pasado sábado en el antiguo “Ramón de Carranza” (ahora, con otro nombre), en el cual un espectador octogenario sufrió un infarto de miocardio y, por lo tanto, su vida corrió serio peligro. Afortunadamente, las asistencias sanitarias estaban cerca y se movilizaron de forma inmediata, gracias al comportamiento de los vecinos de localidad del infartado. Tras su reanimación y estabilización fue trasladado a un centro hospitalario cercano, donde inició su recuperación.

Todo esto ya es sabido, pero queremos hacer hincapié especialmente en el ambiente que rodeó al suceso, empezando por la seriedad y gestos de preocupación de los jugadores del Cádiz y del Barcelona. Algunos incluso rezaban (como Ronald Araújo), otros comentaban el suceso y el público, mientras tanto, guardaba un silencio ejemplar.

El locutor que narraba el acontecimiento era Carlos Martínez, un veterano en estas lides. Controló muy bien la situación en todo momento desde su locutorio, siguiendo las imágenes de “Movistar” (hay que decirlo) que fueron en todo momento tremendamente respetuosas con la persona atendida, en unos momentos íntimos para ella que no tienen por qué ser públicos dado que atravesaba una situación crítica ante la que se debe actuar de la forma que lo hizo la citada cadena televisiva.

También hay que alabar el comportamiento de los aficionados gaditanos, que al principio del parón recriminaron a cuatro estúpidos que empezaron a pedir la dimisión de no se quién y que consideraron que no correspondía. Y estuvo acertado el árbitro del partido, Del Cerro Grande. Siempre ha sido un excelente colegiado dentro del terreno de juego y en esta ocasión también lo fue manejando la situación con lógica y naturalidad, tomando las decisiones que se requerían en cada momento. 

Y, por último, también bien por la periodista que se hallaba al borde del terreno de juego y que sentimos no recordar su nombre. Sus preguntas a Xavi fueron acordes a la situación que se había vivido y las respuestas del técnico del Barcelona también estuvieron a la altura que se esperaba. Ambos antepusieron el acontecimiento humano al deportivo, dejando ver que entre tantos intereses todavía quedan buenos corazones. 

Como quedó bien claro en las opiniones de todos hay algo más importante que el fútbol. Y es que la vida y el respeto a ella está muy por encima de todo. Lo que se demostró este día y ello nos congratula.