Contaba hace poco Ancelotti en una charla con Valdano que en su época de jugador los entrenamientos eran tal masacre física que deberían de llevar a un tribunal a los técnicos que los diseñaban. Lo dice un jugador que pasó quince veces por el quirófano. Afirmaba que los jugadores actuales se cuidan más y se les cuida más, tanto que “si eres un profesional serio y humilde, puedes jugar hasta los cuarenta años”.
La realidad llena de razón al técnico italiano. Es habitual ver a jugadores mediada la treintena jugar -incluso de manera decisiva- no sólo en ligas menores que dan siempre cobijo a viejas glorias, sino en las principales competiciones europeas. Los avances en los tratamientos médicos, la racionalización de los entrenamientos, el cuidado de la alimentación de los profesionales, son algunos de los elementos que permiten prolongar la vida activa de los futbolistas.
No hace tanto tiempo que a un jugador que alcanzaba los treinta años se le empezaba a mirar con recelo o directamente se le buscaba un sustituto. Era considerado viejo. La plenitud de juego se adquiría a los veinticinco o veintiséis años, a partir de esa edad comenzaba la fase crepuscular.
Esa creencia todavía está instalada en muchos clubes de primer orden que tienen comparten esa cultura de, digámoslo así, la jubilación. De esta manera se niegan a renovar por más de una temporada a un jugador de que ha llegado a la treintena.
Esta circunstancia unida a que el jugador llegada a esa edad busca firmar un buen contrato que asegure su jubilación conduce a situaciones insospechadas. Tal es el caso del delantero Lewandowski, el indiscutible artillero del Bayern y máximo goleador europeo. El polaco de 33 años ha mostrado su deseo de permanecer en Múnich pero su club sólo le ofrece un año de contrato. Parece lógico que teniendo el cartel que tiene aspire a firmar por un mínimo de dos temporadas.
Casos como el de Godín y Gabi, piezas importantes en aquel Atleti campeón de Liga y finalista de Champions, tuvieron que salir del Metropolitano para demostrar que su carrera tenía continuidad. Incluso mitos del madridismo como Sergio Ramos -en un pulso estúpido del sevillano, en esta caso- tuvieron que hacer las maletas rumbo a otro país.
Pero quién duda de la capacidad y magisterio que todavía lucen jugadores como Modric (36), Dani Alves (39), Joaquín (39), Pepe (38), Ribery (37), Ibrahimovic (39), Cristiano Ronaldo (36) o el incombustible Gigi Buffon (43) siendo decisivos en sus equipos en las principales ligas europeas. Otra vez va a tener razón el bueno de Carletto.