Llegados a este punto de inflexión donde nos encontramos y utilizando la prudencia como estrategia para evitar descentrarse en actividades que puedan hacer perder el horizonte, quisiera aprovechar para formular, en el mayor de los silencios, una petición a nuestro estimado líder empresarial, don Amancio Ortega, para que ceda al deportivismo su flamante yate, Project 2024, recientemente construido y así, complementar los hipotéticos, pero más que previstos, festejos por los ascensos del primer equipo masculino y del homónimo femenino.
Nada de gabarras, ni historias semejantes. Estos ascensos bien merecerán unas celebraciones por todo lo alto y, que menos, que los héroes deportivistas puedan estrenarlo ascendiendo por la Ría do Burgo (ahora que la tenemos limpita de lodos), para acabar la singladura en la plaza de Cuatro Caminos ante el clamor ciudadano.
Seguro que don Amancio y su personal de confianza recogerán el guante con suma simpatía y abrirán la puerta a tamaña iniciativa. Queda unir intereses y que llegue a buen fin. Por supuesto, habría que garantizarle un buen seguro que cubriese cualquier incidencia que surgiese. Los medios de comunicación de todo el planeta se harían eco de tal singularidad y se convertiría en treding topic del mundo mundial. ¿Se lo imaginan?
Centrándome en la realidad más palpable, este Depor no falla y sigue en su línea de liderazgo imparable. Pero el caparazón deportivista es muy consciente de que hasta el rabo todo es toro y que queda camino por recorrer. El último ejemplo fue ante el Sabadell.
Personalmente, le doy gran relevancia a la baja de Yeremay para el choque ante la Cultural. Su desequilibrio debe ser sustituido por frescura y ambición. Estas son las armas que cambiaron el discurrir del equipo. Que no se repita el maniqueísmo horizontal de juego, que perduró en la primera fase del campeonato. Se rompió el molde y se está donde se está gracias al descaro vertical. Que no se dé un paso atrás en esta filosofía.
No quedan localidades libres para el sábado. Se busca batir un record de asistencia en la categoría. Si no pueden ir, permitan que otro lo haga en su lugar, fórmulas hay, sólo hace falta tener voluntad. Nuevamente el ambiente será de ilusión y esperanza ante lo que se puede avecinar.
Punto y seguido. Las vivencias federativas en el seno de la institución futbolística son de vergüenza ajena y propia. Si se escarba en las interioridades del proceso, sólo un poquito, se darán cuenta de que todo discurre por cauces putrefactos. Es lamentable que nuestros dirigentes políticos, conocedores de todo ello durante muchos años, consintieran que el ente se convirtiera en todo un reino de taifas. Cada papel que se levanta, hace indicar que el dinero fue utilizado para muchos fines que nada tenían que ver con lo deportivo. Ahora el ministro de turno, a bombo y platillo, nos anuncia que todo va a cambiar radicalmente. Como les suelo repetir de forma reiterada… ¡En qué manos estamos!.
Finalizo. Se cargaron al ‘Mono’ Burgos como comentarista de Movistar+ en las retransmisiones televisivas por un comentario sobre Lamine Yamal, jugador del Barcelona. Su defensa sobre el tema: “…sólo digo que a mí me llaman mono”. Ustedes mismos.
Como siempre un placer.