Viendo el panorama de gestión en el que nos toca vivir el día a día, la desolación sería el adjetivo concreto para exteriorizar mi estado de ánimo.
El espectro social es amplio para poder desarrollárselo. Desde el mundo de la política, pasando por la última junta de vecinos, hasta el conflicto, coercitivo, de la recogida de basuras.
Por ello, me centraré únicamente en el último boceto con arraigo deportivo, ofertándoles mi concepción analítica sobre él. Entiendo y se lo trasladé en más de alguna ocasión, que debemos centrarnos cuando afrontamos los avatares del R.C. Deportivo. No podemos obviar que tratamos con una S.A.D. con grandes intereses particulares. Donde la gestión viene capitalizada por una entidad bancaria y bajo unos parámetros que rompen antiguos conceptos arraigados en el mundo del fútbol. Es lo que hay y gracias, por lo que debe asumirse de forma natural.
Todo ello, no debe impedir que se pueda alzar la voz, con buena sintonía, ante lo inexplicable. No hace mucho tiempo saltaba por los aires el ‘fair play’ institucional entre María Pita y la Plaza de Pontevedra. Se lanzaron órdagos para posicionarse, para ver quién era el más arrogante y jerárquico. La conclusión de todo aquel paripé dejó bien a las claras la falta de capacitación de los gestores (ambas partes) para lograr que los posicionamientos fluyeran de la mejor de las maneras. Nadie entendió nada sobre lo que realmente importaba, estar en el balcón municipal el día que se tenía que estar.
Parecía que las aguas habían vuelto a su cauce, que la sensatez ocupaba su carril. Pero no, otra andanada mediática con motivo de la concesión a la ciudad de A Coruña de una sede para el Mundial 2030 hizo saltar todo por los aires. Analizando el devenir del entramado, solo me queda preguntar: ¿En qué manos está todo esto? ¿Pero no habrá gente con sentido estadista que sepa maniobrar para lograr una buena imagen de unidad y cordura, sin que nadie tenga que perder dentro de su ego personal?
Desconozco los movimientos de puertas para dentro. Pero si creo tener la suficiente capacidad para poder mostrar mi desolación por lo que realmente tengo que digerir.
Ofrecer al exterior, que seguro que se aprovecharán de ello, una falta de consenso que puede provocar, incluso, una revocación de las decisiones tomadas, no es bueno para nadie.
Las partes deben ser conscientes de lo que representan y deben tornar cualquier ‘farándula externa’. Los ‘primeros espadas’, que llevan la representatividad, son profesionales muy bien pagados, por lo que se les debe exigir el mejor resultado. El tiempo del chupete y biberón ya se les pasó.
Finalizo. Otra que también baila. Durante semanas les expuse las vivencias federativas futbolísticas. Pensaba que se había tocado fondo y que con la consecución del título de la Eurocopa se llegaría a unos acuerdos de mínimos a la espera de las nuevas elecciones. Pues nada de eso, tras los festejos se recuperaron los cauces bélicos. A ver qué pasa en las próximas jornadas, el esperpento valleinclanesco, que representa la RFEF, va a dar mucho que hablar. Al tiempo.
Como siempre un placer