OPINIÓN | El Dépor y el dinero por castigo
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OPINIÓN | El Dépor y el dinero por castigo

OPINIÓN | El Dépor y el dinero por castigo
Yeremay

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El Deportivo no quiere dejar salir a Yeremay y Yeremay está de acuerdo en ello. La situación es simple y habla tan bien del chaval y su identificación como del trabajo del club durante años para convertir A Coruña en el lugar donde el canario tiene, en este momento, todo lo que necesita.


Sin embargo, en un contexto futbolístico-nacional de extrema austeridad y dificultades para cuadrarse con los requisitos de LaLiga, decir ‘no’ al que sería el traspaso más caro de su historia es visto como una señal de arrogante opulencia.


Quizá solo con un vistazo a la hemeroteca y un análisis de la realidad bastaría para que todos aquellos que se preguntan cómo es posible que un club de Segunda puede rechazar una millonada a cambio de la venta de su estrella dejen de poner el foco y la culpa sobre el club blanquiazul.


El Dépor acumula poco más de un año sin deuda. Esa simple ausencia de descubierto debería ser un primer argumento más que sólido ante los descreídos. Pero es que a esta ‘deuda cero’, el Deportivo suma una reciente ampliación de capital, un ingreso extra al que le han ido acompañando otros recurrentes como las teles, las cuotas de un número de abonados que no para de crecer o los patrocinios como gran faro desde el que obtener exposición en el que se ha convertido.


Con todo ello y el afortunado respaldo económico y sentimental de una de las grandes fortunas del país, el Deportivo hoy se encuentra en una posición financiera privilegiada. Que es algo muy diferente a tener el dinero por castigo. El Dépor ha vivido elevadas al cuadrado las apreturas que hoy pasan otros. Y con sudor, lágrimas y una dosis de suerte, ha conseguido llegar a un estatus en el que se puede permitir decir que no. Esa es su verdadera riqueza. Porque hay cosas que cosas que el dinero no puede pagar.

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